No soy una chica fácil, pero me excita la variedad en la cama

Desde mis inicios cómo modelo webcam, en todo momento estuve con una pareja estable, que para ese entonces era mi novio. Llevábamos una vida sexual normal, de la que me sentía satisfecha o eso pensaba. Era una relación de la que podría decir que el sexo era bueno.

Con el pasar del tiempo, durante mis shows, empecé a tener sensaciones más y más excitantes. Un día  me produje un orgasmo, uno de esos de los que te mojas hasta los tobillos.  A partir de ese momento empecé a buscar entretenimiento adulto, pasaba mis ratos libres pegada al televisor y al computador viendo todo el porno posible para estimularme.  Eso luego lo utilizaba como material para excitarme durante los shows, en los que imaginaba tríos, parejas de mujeres, especiales de sexo oral, jóvenes, maduras… mi mente siempre estaba en ser la protagonista con toda esa variedad.

Cada día yo perfeccionaba mis shows, y en ellos descubría placeres ocultos en mi cuerpo, aprendía a cómo tocarme y cómo quería que me tocaran, por lo que para mí ya no era suficiente solo con llegar al clímax durante el sexo con mi pareja, sino la manera en cómo llegar a él, e intentaba que mi novio entendiera lo que deseaba, pero se cerraba a que fuera yo quien dirigiera en la cama.

Mis pies fueron el objeto de su deseo

Ese día usé ligueros, seda, calcetines, tacones y hasta un par de zapatillas; cada exigencia suya era complicada, dura, penetrante.

Después de cierto tiempo de intentos fallidos, me di cuenta que mi novio ya no me daba la talla, ya no me animaba la idea de tener sexo con él. Yo deseaba que la intimidad con él fuera más salvaje e intensa, que me hiciera lo que yo quisiera, pero al parecer él no quería mucho y no le gustaban mis exigencias.

Un día hice un viaje con una amiga también modelo, estábamos hablando sobre nuestros shows, qué nos gustaba y qué queríamos hacer de nuevo. Esa noche, llena de deseos locos en la cabeza y luego de tanto hablar sobre lo que hacemos y queremos en el room, pues terminó en un encuentro de dos amigas en la cama. Pensé que tal vez una chica podría darme lo que mi novio no pudo y por eso me arriesgué. Debo confesar que me gustó, pero desde ahí quise experimentar con todo tipo de personas para saciar esa sed de placer.

Luego de esa experiencia me atreví a salir con más y más chicos hasta que descubrí que lo que me llena es la sensación de que alguien me desee, de que pueda romper sus reglas para estar conmigo, probarme que “sí me propongo llevarme a alguien a la cama lo puedo lograr”, que no le importe a esa persona atravesar la ciudad entera para tener una noche conmigo.

El hombre que me hace delirar a distancia

Todo empezó cuando entró a mi sala y me pidió que lo saludara de una forma que le agradara, entonces le dije de forma coqueta “Holi Macaroni”.

En definitiva, saber que soy fuente de humedad, me excita y mientras más sean los que quieren estar a mis pies, más experiencias fantásticas tendré. Tengo una larga lista de manos que han recorrido mi cuerpo y espero que siga creciendo.

No me importa que piensen que soy puta, porque no lo soy. Simplemente me gusta la variedad y si en esa variedad obtengo orgasmos de distintas maneras, unas más peculiares y excitantes que otras, seguiré abriéndome a vivir esas experiencias.  Me encanta ser deseada, me encanta encantar.

Molly