Deseo vs fantasía

Muchas personas confunden la fantasía sexual con el deseo, lo enlazan con experiencias pasadas, creyendo que todo lo que se imaginan es lo que de verdad desea. Lo cierto, es que muchas veces lo que pasa por la mente, está muy alejado de la realidad.

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El deseo sexual no es más que el previo a una situación real, bien sea con uno mismo o con otra persona. Es aquello que impulsa a querer tener relaciones sexuales y este nace de aquellas cosas a las que les tenemos afinidad, que tienen complicidad y genera la necesidad de placer.

Al principio es normal que el deseo sea intenso y tengamos la necesidad constante de darnos placer para matar ese deseo. Ciertamente con el paso del tiempo va disminuyendo, muchas veces con la influencia de otros factores que nos rodean.

Cuando nos encontramos estresados o volvemos a aquello que disfrutamos en rutina, puede que el deseo sexual disminuya hasta el punto de no querer hacer más aquello que nos gusta. Esto no solo pasa en relaciones de pareja, sino también con nosotros mismos.

Acá es cuando las fantasías llegan para mantener vivo ese deseo, poniendo a trabajar nuestra imaginación para alimentar esa necesidad de darnos placer. Sirven para expresar necesidades sexuales, para provocar la libre expresión de la sexualidad sin prejuicios y evitar la monotonía.

Una fantasía sexual se crea para alimentar el deseo, es algo natural que todas las personas tienen en mayor o menor medida. Existe el caso, sobre todo en mujeres, que se niegan con haber fantaseado (claro, aquellas que no están en la webcam), solo por el miedo a pensar que es lo que realmente quieren y en realidad esto que nace de la imaginación muchas veces está alejado de convertirse en un hecho.

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 Mientras que hay personas que tienen el deseo por algo, por ejemplo, un trio o una orgia, otros no pasan de solo fantasear con ello.

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