Mi fantasía de estar con ese tipper

Soy una mujer bastante solitaria, soy madre soltera. Mi tiempo es dedicado a mi hija y a transmitir, así se pasan las horas cada día de mi vida.

Una de las cosas que más amo de mi trabajo, es que he tenido la oportunidad de tener una vía de escape. Hace un tiempo atrás, llegó un hombre a mi sala. Me llevó a un privado, donde estuvimos por más de seis horas. En ese privado viví la mejor experiencia de toda mi carrera, ese hombre me hizo venir muchas veces.

Nicolás, el europeo caliente que me sedujo

Estuvimos en la cama por primera vez. Ese ha sido el encuentro sexual más maravilloso que he tenido en mi vida.

Desde ese momento, sus visitas se hicieron constantes, me acompañaba a cocinar; hacíamos cosas locas pero complacientes. Así fueron pasando las horas, él empezó a generarme muchos ingresos, pero más que eso, placer. Él había llenado ese vacío que tenía dentro de mí, ya no sentía soledad y avivó ese deseo que nadie había encendido sexualmente.  

A pesar de que él no dejaba ver su físico, yo no dejaba de pensar en lo delicioso que sería estar en la cama con ese hombre. Fantaseaba con un encuentro sexual donde esas locuras nos llevarán al límite de la excitación. Tenía ideas de cómo hacerlo llegar y cómo ser complaciente para saciar su sed por el sexo.

Tres hombres en mi cama

Ella gime, ruega, llora pidiendo que continúe sin parar. Coge sus propios senos, los chupa y aprieta.

Pero luego de ese privado, y algunas otras compañías en la cocina no volví a saber de él. Sentí nuevamente ese vacío dentro de mí. De la nada los problemas económicos y personales aparecieron en mi vida, no quería transmitir, pero necesitaba trabajar, junto con tantas cosas. Él volvió a la sala, pero en ésta oportunidad,  para contarme sobre su vida, quién era y qué hacía. Me dio confianza, le conté sobre mí. 

Él quiso abrirse y me confesó que tenía sentimientos hacia mí, no quise decirle que le correspondía por temor, aunque era de esos hombres de ensueño. Me dijo que hiciera un encuentro cámara a cámara con él, accedí y debo aceptar que fue el mejor sexo que he tenido. En ese momento, finalmente logré ver su cara, transmitía placer y ganas de más.

Me masturbé como nunca y él gozaba al verme, eso me excitaba aun más. Hicimos de todo, ese hombre guapo me enamoró más de lo que ya estaba, y puedo jurar que el día que haya ese encuentro en mi cama, les contaré. No descansaré hasta tener a ese tipper entre mis brazos y saciar juntos ese placer que desbordamos en cada transmisión.

Emma