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El baile erótico que explotó mi verdadera sensualidad

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Confesiones SIN CENSURA

El baile erótico que explotó mi verdadera sensualidad

En éste momento estoy pasando por una situación que me impide ser la mejor webcam y la verdad es que no sé qué hacer. Todo empezó cuando vi un documental sobre el modelaje, me encantó la idea de ser una camgirl, me dije: «Nací para esto», porque soy una mujer que le encanta la sensualidad; soy sensual y atrevida. El hecho de ganar dinero por hacer algo que a diario hacía de gratis, era alucinante.

El día tan esperado llegó, mi sueño de ser modelo webcam se empezaba a cumplir. llegué a una reconocida agencia en Bucaramanga, desde ese momento sentía que estaba tocando el cielo con las manos y sólo pensaba: «Esta es mí oportunidad de sacar a flote mis habilidades». Fue lo máximo, ya estaba en promoción y los manes me llamaban por todos lados. Lo único que pensaba en ese momento era que me iría muy bien, sin imaginar que nada sería como lo deseaba. Los días pasaban y mis shows disminuían, no tenía privados ni seguidores interesados en verme. Quise investigar sobre cómo mantener viva la magia en los shows y a mis usuarios; vi tutoriales, blogs, videos de qué hacer y qué no.

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Me dediqué y empecé a ser más coqueta, amable, divertida, pero nada funcionaba. No sabía qué hacer, hasta que un día uno de mis tipper me invitó a un privado.

Él duró un rato observándome, lo sé porque antes de hacerlo me dijo que quería verme tal y como era. Yo a mis adentros me había autoanalizado, comparando mi cuerpo con el de cientos de modelos, preguntándome si me faltaban tetas o nalgas para que mis tippers fueran aún más generosos conmigo. Tal vez tomaría un minuto en mirarme, pero para mí fue una eternidad, y me dijo » eres hermosa, ¿por qué pareces afligida?

Le conté lo que sentía sobre mi cuerpo, y él me pidió que para este show solo me dejara llevar; me envió una canción de Michael Bubblé, llamada Feeling Good; lo que vino después fue aún mejor. Me dijo que cerrara los ojos y olvidara la cámara, comencé, al principio me costó dejarme llevar, pero poco a poco al continuar la canción la música se fue adueñando de mi cuerpo para empezar una danza suave y por demás erótica.

Mis manos me tocaron por primera vez, tocaron mis senos, dando vueltas, pellizcando y endureciendo mis pezones; sentía como me iba mojando y empezaba a excitarme. Mi usuario, luego me pidió tocar aún más abajo; la experiencia se hacía aún más deliciosa, y con mis manos arropé mis caderas e inicié el camino a aquella puerta que esperaba ansiosa mi visita.

El éxtasis subía cada vez más; mis manos ya habían arrancado mi panty de su lugar para abrirse paso a mi vagina para darle estimulación. Ya no podía aguantar más, la música se repetía una y otra vez haciéndome entrar en un trance, una suerte de hipnosis que resultaba deliciosamente erótico.

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Cuando ya no podía más, tomé uno de mis juguetes para hacerlo aún más intenso, y lo logré. Sentí cómo mi espíritu se disolvía en aquel clímax, alargado por el sonido de aquel bajo de la música. Al terminar, mi tipper me felicitó por mi baile y mi streaptease con final feliz; su éxtasis había sido tan pleno como el mío. Por otra parte, Michael Bubblé empezó a ser mi cantante favorito, y mi tipper logró sacar de mí aquella alma seductora que no sabía que podía tener y ahora todo ha cambiado en mi room.

Melisa

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