Confesiones SIN CENSURA
Corriente de sexo
En mi carrera como modelo he visto demasiadas cosas. Algunas incluso bastante increíbles y, aunque aquí se ve de todo, tal vez este relato les cause un poco de gracia.
Un día fui a un privado, de hecho, es uno de los que más recuerdo en mi experiencia en webcam. Mi usuario era un adulto mayor que, por supuesto, buscaba un poco de emoción. Luego de su invitación y charlar algunos minutos decidió enviarme un enlace.
Le pregunté de qué se trataba y me dijo, que no era más que una aplicación que administraba descargas eléctricas y era posible manejarlo con el mouse, aumentar o disminuir progresivamente las descargas del aparato que estaría, para este caso puesto en su pene. Era algo peculiar -podrías incluso matar a alguien así- pensé.
Mi usuario, un generoso abuelo, era alemán, y la verdad que mi alemán no estaba en muy buen nivel que digamos y tardé en entenderle toda la carreta de cómo se maneja la corriente. Él me había compartido su cámara y el enlace de la app y, -Ustedes saben que uno dice que “cacharriando se aprende”- pues había una opción para subir la corriente tal y como lo harías con el volumen de la compu y al darle clic en la mitad le proporcioné una descarga increíble. Ese pobre hombre me escribía con rapidez “¡Hey, no, espera. Me puedes matar!”, o eso le entendí.
Lo quité apenas pude comprender, pero el señor se tocaba el pene, con el aparato generando ahora descargas de corriente un poco menor y se emocionó aún más. Me pidió bailar y, tanta fue la emoción, por el baile y el pase de electricidad que lo pasamos a un nivel más alto. Yo bailando; él con un pene electrizado. Los dos allí dejándonos llevar hasta que me retiré el sostén y el señor se desmayó.
Después de unos 25 minutos más se salió del privado y no sé que pasó con él. Todo duró unas 2 horas y 30 minutos.
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Kim
