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Manguera

Confesiones SIN CENSURA

La manguera

Desde pequeña he explorado mi sexualidad, acerca de ella y las sensaciones que ciertos objetos o cosas causan en mi …Una de ellas es la manguera.

Un día mi mamá se encontraba lavando la casa. Mientras ella enjabonaba yo jugaba, ella preparaba el jabón. Y mientras tanto, yo jugaba feliz con la manguera, saltaba sobre ella, la agarraba, la tocaba hasta que abrí la llave de la manguera y seguí con ella.

A pesar de estar en la calle, me hacía sentir feliz, como niño que se moja en la lluvia. Así ante esa fuente de agua comencé un rito que hasta ahora recuerdo. Movía la manguera, de lado a lado sobre mí, lo ponía en mi cabeza, lo pasaba por mi boca simulando intentar hablar bajo el agua, hasta que me la puse en mi vagina. Quizás muchos de ustedes pensarán en cómo una pequeña podría pensar tanto en las sensaciones y sí. Yo era del tipo que se animaba a sentir todo.

manguera

Es por eso que sentir la presión esa presión tan fuerte en mi cuerpo, sobre todo en mi vagina resultó ser el éxtasis. Era algo agradable, y así, entre sensaciones pasó el tiempo.

Un día los mejores amigos de mis padres dejaron a su hija a cargo ellos porque debían viajar con urgencia. Ella era un poco mayor que yo, pero jugaba conmigo a menudo. Mi mamá nos puso a lavar el corredor de la casa y, en medio del juego yo le mostré a la chica lo que sentía cuando me ponía la manguera en la vagina.

Al enseñarle esta nueva sensación ella empezó a hacerlo también. Luego, tomó mi mano y la puso en su vagina y me besó.

Debo confesar que mi primer beso no fue con un chico. Fue con ella, esa chica mayor que yo con la que experimenté en medio de un juego que para muchos hubiera resultado inocente. Luego de eso, le dijimos a mamá que iríamos a la habitación a jugar a las muñecas y ¿qué? terminamos una encima de la otra frotando nuestras vaginas, acariciándonos nuestros senos.

Ella siempre terminaba babeándome la pussy. Era tanto lo que “jugábamos” que durante ese tiempo lo tomamos de costumbre y, casi todos los días lo hacíamos. Nunca nos dejamos pillar, pero mamá se preguntaba por qué nos encerrábamos tanto.

Un día llegaron sus padres por ella y no volví a verla, pero me dejó muchos recuerdos de la infancia, tanto así que me mojo al contar esta historia.

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KendraLee

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