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El placer de una joven piel

Confesiones SIN CENSURA

El placer de una joven piel

A mis 27 años, mi vida cambió por completo, al sentir el placer de una joven piel dentro de mí, fue lo mejor que me ha pasado en la vida. Tenía esposo y dos hijos, por cosas del destino decide darle hospedaje a uno de sus sobrinos, el chico vivía en un pueblo y llegó a la ciudad para estudiar una carrera universitaria.

Al principio no me incomodó, la verdad pensé que sería un hijo más. Con el pasar de los días, me doy cuenta que el sobrino de mi esposo me veía mucho, su mirada estaba llena de ganas por mí. Yo me hacía la que no me daba cuenta.

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Una tarde, nos encontrábamos solos, mis hijos estaban estudiando y mi esposo trabajando. Ambos nos sentamos en la cama a ver televisión. Justo en ese momento, el sobrino me dice que le gusto y que le encantaría besarme. Me preguntaba cómo le gustaría que lo hiciera y cómo se hacía el sexo oral. 

Joven piel

Me confesó que deseaba hacerme muchas cosas y la conversación se tornó caliente, me dio curiosidad y dejé que me besara, cuando lo hizo sentí que eran unos besos deliciosos. Me empecé a mojar, entonces quise meter mi mano en su pantalón, al hacerlo su pene estaba erecto, muy duro, eso me provocó más placer y ganas de meterlo en mí boca. Bajé a quitarle el pantalón, lamí su pene y lo metí dentro de mi boca, deseaba que su semen cayera dentro de mí.

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La sensación de ser descubiertos me excitaba aún más. Jamás imaginé sentir tanto placer, pero su vigorosidad me impactaba y me hacía sentir plena y deseada. La verdad no había estado con alguien más, solo con mi esposo que era mayor que yo.

Joven piel

Hacerle el sexo oral para mí no era suficiente, quería más. Así que lo agarré por sus nalgas e hice que me penetrara, me besó y empecé a sentir como el placer lo invadía cada vez más. Su sudor corría por mi cuerpo, dándome un placer tan diferente, para mí era algo que nunca antes había vivido ni sentido. Cuando estaba llegando, me da su semen para que cayera en mi boca, era algo que parecía que nunca iba a terminar, la verdad ninguno quería que acabara, pero teníamos el tiempo en contra y nos podían descubrir.

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Llega toda la familia, y yo empiezo a cocinar la cena, ya todos en la mesa, las miradas entre el joven y yo, eran inevitables, pero las controlábamos para no ser evidentes. Desde ese momento durante cinco años, mantuvimos todas las tardes de entrega. Hacíamos posiciones nuevas, el placer aumentaba y la entrega era real. El tiempo de universidad terminó, él joven que encendió mi llama se graduó. Parte a su pueblo y yo loca por seguir.

Joven piel

Ahora me llama deseando revivir esas tardes de lujuria, él se encuentra casado y yo viuda. Los papeles se invierten. Aún estoy decidiendo si acepto la propuesta de mi amado joven de tener otro encuentro como los que solíamos tener.

 sweetlover

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