Confesiones SIN CENSURA
Un delicioso pene en el agua
Esta confesión se sitúa en el momento trabajaba alquilando botes y motos acuáticas en el lago de Guatapé, era divino trabajar allí, lo disfrutaba mucho. Muchas veces estaba caliente y fantaseaba con algunos clientes.
Trabajaba con un amigo que se encargaba de entregar los botes y motos a los clientes, nos teníamos mucha confianza, hablábamos de sexo libremente, nos confesábamos nuestras fantasías sin problemas. Con el tiempo, nos empezamos a mirar con ganas, pero no nos atrevíamos a hacer nada, supongo por miedo al rechazo.
Siempre le miraba el bulto, me imaginaba su pene grande, me mojaba de solo pensarlo, deseaba que me follara sobre el escritorio. Un día dejé el miedo atrás y le escribí para citarnos en la tarde luego del trabajo.
De inmediato acepto mi invitación, creo que pensó en que sería la oportunidad perfecta para quitarse esas ganas. Tomé una moto acuática prestada y nos fuimos por el lago, ya había notado el deseo que tenía hacia él, así que mande la mano a su pene y de una vez reaccionó metiendo su mano en mis tangas.
Nos tiramos al lago, no parábamos de besarnos y tocarnos. Tal y como lo imaginaba, su pene era grande y venoso. Tenía la respiración acelerada del deseo que tenía de que lo metiera dentro de mí.
No aguantamos las ganas, estábamos allí en el agua y no importaba, lo quería dentro. Primero, metió sus dedos en la vagina y luego fue metiendo poco a poco su pene, fue delicioso. Allí estuvimos, bañados y cubiertos de agua en la faena del sexo. Después nos montamos en la moto acuática. Aún sin ropa, porque queríamos continuar, me puse en cuatro y decidió meterlo por mi ano, fue mi primera vez, fue doloroso pero delicioso.
Me dejó loca, lo recuerdo y mi vagina gotea de deseo. No se ha vuelto a repetir, pero me encantaría verlo de nuevo, que me folle en el agua o donde sea.
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