Confesiones SIN CENSURA
Un ejercicio muy caliente
Lo que les voy a contar les parecerá un tanto excitante y peculiar. Todo comenzó un día que estaba en el gym haciendo una serie de abdominales.
Cuando decidí comenzar el gimnasio, la verdad nunca pensé que sería tan placentero hacerlo. Soy una chica que lo que quiere es tonificar y estaba decidida a comenzar, pero tenía cierto escepticismo e incluso, un poco de aburrimiento ir a estar pegada en una máquina intentando mejorar mi aspecto.
Lo cierto es que uno de los días, descubrí algo nuevo sobre mi cuerpo. Me excitan los abdominales. La sensación de cosquilleo se asoma en mi vagina con cada esfuerzo que hago por elevar mis piernas y contraer mi abdomen. Esto hace que me moje de forma deliciosa, exquisita y me deja una emoción como la que puedes sentir previo al sexo.
Un día me encontraba con dos amigos, ambos me habían dicho en distintos momentos que les gustaba, y como ese día, mi rutina de abdominales me había dejado tan caliente, decidí ir con ellos por un par de cervezas y ver qué sucedía.
Luego de tomar un poco, reír y coquetear en el bar decidimos continuar en el apartamento de uno de ellos que prometía prepararnos un grandioso e irresistible trago. Mientras Gabriel (así le llamaré) se disponía a preparar el trago, Rodrigo (un nuevo nombre inventado) se acercó al mueble en el que había decidido recostarme para decirme al oído algunas cosas sucias mientras subía su mano por mi pierna, invadiendo la falda short que cargaba puesto ese día.
Por cada nueva palabra su mano subía un poco más.
Gabriel nos miraba expectante y dispuesto a unirse. Y lo complací. En una sola seña, él estaría frente a mí para lamer mis senos ahora liberados gracias a un hermoso movimiento de sus manos.
No quería parar, amaba sentir sus cuatro manos en mi cuerpo. Mientras uno de ellos me besaba y chupaba mis senos, el otro enfilaba su mano hacia mi vagina rosa y mojada. Estábamos tan calientes que me quería robar el show y para ello debía acomodar mi cuerpo en otra posición.
Me levanté, puse música y me ubiqué entre los dos para bailarles. Ellos enloquecieron, sacaron sus penes y comenzaron a masturbarse para mí. Yo los turnaba entre besos en la boca y el pene. Me encantaba verlos en ese fantástico frenesí. Ellos pronto llegarían al clímax y yo quería sentir toda su leche encima de mí. Me agaché y lo recibí gustosa. Luego de eso, yo estaba realmente excitada, tanto, que puse a uno de ellos a darme con sus dedos mientras el otro besaba mi cuello. Y así, fue que tuve un rico y delicioso orgasmo.
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KendraLee
