La fantasía de que me dominen me moja demasiado

Desde que descubrí mi sexualidad a los 14 años de edad, me propuse pasar gran parte de mí vida explorando mí cuerpo, así como permitiendo que cada situación y sensación me dejara una experiencia más que contarle a mi interior. Llegué a tener una larga lista de amantes, lo cual me llenaba, me hacía sentir viva. Siempre que estaba en alguna situación sexual me preguntaba ¿por qué no hacerlo?, cuando en todo momento fueron momentos que nunca busqué (cosa más sencilla al ser mujer), entonces al ver que se presentaban por sí solas, me gustaba aún más.

El mundo de las fantasías eróticas es muy amplio, y algunos tenemos vivencias más o menos fáciles de confesar; ésta es mucho más difícil de reconocer por su temática.

Alguna vez en la vida he visto innumerables casos donde mujeres, hombres, niños y hasta animales, han sido humillados y golpeados hasta ser violados de la manera más vil que uno se pueda imaginar. A veces nos parece increíble, o creemos que no nos puede pasar por estar lejos de nuestra realidad, pero por mí experiencia, ahora sé que nadie se salva de las personas que quieren hacer daño, es por eso que siento que hay que saber distinguir bien entre el morbo de una idea y el deseo que suceda en la vida real.

Lee también: En el primer momento me hizo suya

Debo confesar, que últimamente la idea de que algo sea prohibido me resulta muy atractiva. El redimirme, sentirme irresistible a la fuerza de un hombre y que él tenga el control sobre mi cuerpo para hacer lo que quiera por ese instante es algo que me excita mucho. Pensar en que me golpea y me viola me moja demasiado.

En cualquier caso, muchas fantasías son solo eso, fantasías, y llevarla a cabo solo decepciona a quien lo prueba. Sin embargo, soy consciente de que puedo jugar con mi mente y mi sexualidad haciéndole creer cualquier cosa a mi cuerpo para así poder cumplir mi objetivo, un delicioso orgasmo. Al final  lo ideal es sentirnos liberados de la presión que producen algunos deseos que consideramos prohibidos.

Por Silly M. Jr.