Connect with us

Dos hombres para mí, el placer se hace sentir

Confesiones SIN CENSURA

Dos hombres para mí, el placer se hace sentir

Debo confesar que desde antes de ser modelo, siempre he tenido la curiosidad por saber qué se siente tener dos hombres en mi cama. Es una fantasía que había querido cumplir, pero en el fondo me daba miedo. Luego de tener un tiempo transmitiendo, fui tomando confianza y seguridad de mi cuerpo y de mis actitudes sexuales. Ahí volvieron mis ganas locas de tener dos hombres para mí.

Un día, salgo del estudio y voy a casa de un amigo para conversar un rato, teníamos tiempo sin vernos. Entre tantos temas, salió el sexual. Yo empiezo a reírme y le cuento mi fantasía. Sabía que le gustaba, así que no perdí la oportunidad de decirle a ver que pasaba. Él se levanta del sillón y con mirada maliciosa, llama a otro amigo, le cuenta la situación y le dice que soy hermosa.

Lee también: Una sumisa en mi fantasía lésbica

Ellos también habían fantaseado con un trío. Yo no dejo de reírme, todo me causa gracia. Ver su cara de ganas incontrolables y la desesperación porque el amigo llegara, me parecía chistoso. Sentía nervios, pero no dejaba que me invadieran, pues no sabía si realmente algo iba a pasar, simplemente tenía ganas de ser comida y no dejaba de tentar. 

Pasan dos horas de la llamada que hizo mi amigo David. Tocan la puerta, llega el tan esperado hombre. Su nombre es Sebastián, alto, fornido y, su rostro atractivo, inspira ser besado. Me gusta, la verdad es que me recuerda a un novio al que quise mucho y con el que tenía buen sexo. David nos presenta y yo me quedo quieta, estoy nerviosa. Cruzamos nuestras miradas y él, también nervioso, calla.

scribe también: Cuéntanos la fantasía o experiencia más erótica que hayas vivido dando clic aquí

Como nos encontramos en la sala y hay un sillón muy grande, David lo pone en la mitad del lugar y pide que me siente; hago lo que dice. Sentada, con el corazón latiéndome demasiado rápido, veo cuando Sebastián se acerca y se sienta en el piso poniéndome la espalda entre mis piernas. David está detrás haciéndome un masaje mientras yo hago mi tanto con su amigo. Nos estamos relajando.

David me toma por el cuello y me besa; siento un corrientazo por todo el cuerpo al sentir que su amigo acaricia mis piernas. Las está abriendo, sobándome, y yo, experimentando esas cosas, me excito con facilidad. La lengua de David esculca todos los rincones de mi boca, húmeda, al dejarme llevar por aquello, termino de abrirme para que me introduzca sus manos. 

hombres

Sebastián me quita los jeans; abre mis piernas hasta donde puede y mete sus dedos. David besa mis senos y los chupa tan deliciosamente que a falta de dos manos me maravilla el recorrido de cuatro. Nunca en mi vida había estado tan excitada.

Maliciosamente y con maña, la lengua y los labios de Sebastián succionan mi pubis. Me estremezco al sentir que su lengua tiene un piercing que, estimulándome felizmente en el clítoris, casi me desmaya. Entra tan apasionadamente en mí que nunca me había estado así de mojada. Besándome, en los rincones más profundos de mi boca vaginal, tiemblo aún más cuando paralelamente ingresan sus dedos y, David, continúa jugando en mis voluminosos senos. ¡Es tan placentero!

Lee también: Sentir y sentirte, una experiencia única de éxtasis

Se intercambian conjuntamente ofreciéndome un intenso placer. Sus manos me recorren tocando aquí y allá, un poco más cerca y un poco más lejos y temblando, como una hoja mecida por el viento. Me gusta mucho como juegan con mi cuerpo. Aquellos hombres me tienen al borde de un precipicio que se anuncia para dejarme sin aliento.

Sebastián, me levanta ágilmente tomándome por la cintura y me penetra; David, contento, mirándome y besándome inhala mi aliento. Uno y otro se complacen con mi cuerpo; hacen varias posturas y cada uno, satisfactoriamente, ingresa cuantas veces quiere en mi sexo. Yo, excitadísima, siento que muero. 

hombres

Una y otra vez, dentro de mí, el goce me va a desmayar; escucho la respiración de ambos tan ansiosa que en un instante de mucho frenesí, comienzo a gemir y a gritar que me voy a venir. Sebastián, dándome gustosamente placer con su magna espada, violentamente ya no para. Mis caderas le pertenecen, con sus manos me sostiene tan fuertemente que sin querer, porque quiero seguir, me empiezo a venir y David, sin dejar de chuparme por los rincones más deliciosos de mis pechos, ayuda demasiado en este momento.

Quede muy cansada aunque demasiado satisfecha por lo sucedido; David, se sintió realizado por cumplir mi fantasía y después de tanto tiempo de ese día, mi amigo aún me invita a su casa y yo, en ocasiones me entrego al placer con Sebastián. Fue la experiencia más placentera de mi vida.

Patricia

Por favor comparte en tus redes esta confesión para que otr@s se animen a contar la suya también

Invito a todas las modelos webcam a que se confiesen dando clic aquí y, para conocer las confesiones de otr@s clic acá

Más en Confesiones SIN CENSURA

 

 

Lo más leído…

Etiquetas

 

Arriba
Conversa con Nosotros
Enviar