El cámara a cámara en el que sometí a mi gusano de seda

En enero de éste año conocí a un chico de otro país. Él me propuso que tuviéramos un c2c (cam to cam), yo acepté, pero antes de hacerlo, él me dijo que si quería ser su “mistress” (ama), en mi mente pasaron muchas cosas, jamás había intentado ser ama y menos dominar a alguien, pero él lo anhelaba; quería que lo tratara como a un esclavo, quería que le pidiera lo que mi mente deseaba, insistía en que para mí no tendría restricciones de ningún tipo y que me daba su cuerpo como mi posesión.

Le pedí unos minutos para iniciar la c2c, mi mente no dejaba de pensar en que era lo que quería este chico, pero me preocupaba más lo que quizás yo pudiera solicitarle porque era un rol al que nunca había jugado.

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Pasaron aproximadamente tres minutos y nos fuimos a c2c, él no dejaba ver su cara, así que mi primera orden fue que se dejara ver, su respuesta fue: Si ama, cuando me llamó ama, algo en mí cambió, sentí estremecer mi cuerpo y sentí ganas de someterlo, de no dejar nada oculto, una faceta de mi vida que no conocía.

Le pedí que se masturbara, él lo hizo sin refutar pero notaba que no estaba a gusto con lo que le pedía, solo me dijo: ¿así lo hago bien ama?, yo en mi poca experiencia, tampoco sentía un complemento al vernos, así que le pedí que introdujera sus dedos en la boca, que los humedeciera lentamente; al ver su pene mientras tenía los dedos en la boca veo como empieza a endurecerse.

Le ordeno que coloque sus dedos lo más profundo que pueda sobre su garganta hasta casi quedar sin aire, ahí siento como lentamente mis senos empiezan a ponerse duros, no me di cuenta en qué momento empecé a apretarlos y acariciar mis nalgas y piernas. Mi boca estaba llena de saliva al ver lo que él hacía, mi vagina empezó a contraerse y de mi mente empezaron a fluir ideas.

Le pedí que metiera uno de sus dedos en su ano, mientras veía su cara, él puso un pie sobre el escritorio y la rodilla sobre la silla, quedó en un ángulo en el que podía percibir su cara y su ano, lentamente abrió sus nalgas e introdujo el primer dedo. Ese momento fue maravilloso para mí porque soy yo la que siempre introduce los dedos en mi vagina, pero jamás había tenido el placer visual de ver como otro lo hacía.

Luego le dije que introdujera dos, tres, cuatro y en menos de lo que pensé, tenía todo su puño metido en el ano. Vi en su rostro placer, y vi mi vagina humedecerse, lo tuve por varios minutos con el puño metido en el ano, lo disfrute tanto, pero para mí no era suficiente, aun me faltaba algo, así que empecé a buscar a través de la imagen artículos aptos para que los introdujera, le pregunte que si tenía un vibrador, me dijo que no contaba con nada de ello, pero al ver su escritorio veo un marcador y le pido que lo meta en su ano, me dice: ¿segura ama?, mi respuesta fue  “tú estás para recibir mis órdenes y ésta es una que no se puede poner a juicio”. 

Humedeció el marcador con la lubricación que brotaba como agua de su pene, empezó a jugar con el marcador haciendo círculos sobre el ano, me tenía tan excitada, mis manos estaban mojadas, mi sábana húmeda, en ese justo momento metió el marcador y yo sentí un maravilloso orgasmo. Gemí de placer al ver como lo metía y lo sacaba, mis órdenes eran lento, suave y rápido, mientras él lo hacía yo introducía los dedos en mi vagina, separaba mis labios porque si hay algo que disfruto al introducir los dedos es sentir lo caliente pero con mis labios separados, es una forma de decir. «aquí estoy, penétrame».

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Ese día mordí mis dedos, apreté mis senos, era otra persona, había descubierto que me encantaba dar órdenes, descubrí que si un hombre puede penetrarme, yo también puedo y lo disfruto tanto con él.

Él se define como gusano, porque es alguien que ama arrastrarse, alguien con quien yo pude experimentar múltiples orgasmos y squirts, alguien a quien deseo y con quien no tengo filtros, ese alguien único que descubrió algo que yo desconocía.

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Así que le pedí a mi gusano de seda que sacara su mano del ano, que colocara su pene sobre el escritorio, que lo pusiera a mi disposición, era increíble como él lubricaba y como su pene se movía lentamente, le di la orden de masturbarse, quería ver como se venía. Obedeció con gusto, vi como su leche brotaba, se veía caliente, algo delicioso que en ese momento quería sentir deslizar sobre mis nalgas, al ver caer su semen mi lengua se movía, en verdad mi deseo aumentaba.

Al terminar, me preguntó si se me ofrecía algo más, mi respuesta fue que estaba agradecida con sus servicios, que ya podía retirarse y así fue, se desconectó; debo confesar que ha sido una de mis mejores experiencias, él, quien me marco y a quien durante muchas noches le dedique mis orgasmos porque no podía sacarlo de mi mente, el que muchas veces recordé mientras viajaba por la ciudad y el que se conecta una que otra vez pidiéndome que le dé nuevamente órdenes a través de un c2c.

CVT

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