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Un orgasmo con mi suegro y su novia

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Confesiones SIN CENSURA

Un orgasmo con mi suegro y su novia

Para ser honesta no recuerdo el día exactamente. Solo sé que fue una de las aventuras más excitantes de toda mi vida. Estaba embarazada, tenía 19 años y mi pareja y yo estábamos muy mal por esos días. No sé si las hormonas me hacían sentir fastidio por él.

Era raro pero también me sentía muy excitada y caliente. Todo el tiempo quería estar viniendome y jugando conmigo, aprovechaba mucho mis shows pues daba vía libre a venirme una y otra vez, tocando mis senos grandes con leche y mi vagina húmeda y dilatada.

Todo comenzó cuando mi suegro nos invitó a su casa porque nos presentaría a su nueva pareja. en realidad, una invitación que terminaría en otro contexto. 

Al llegar, la mesa ya estaba servida. Había algo de vino. Era una reunión casual y un tanto familiar. Comenzamos a conversar sobre los posibles nombres para el bebé que venía en camino. 

Poco después llegó la novia de mi suegro. Una chica de no más de 30 años, acuerpada, alta y muy bella. Tengo que aceptar que cuando la vi, me mojé por completo. Cenamos y la noche transcurría con normalidad.

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Pasada la medianoche, salí al balcón a tomar aire y ella me acompañó. Me preguntó que si me sentía bien y al decirle que tenía algo de mareo, me llevó a una habitación.

Mi pareja, que era muy mala copa, había caido profundo en la sala y la verdad ni nos preocupamos por moverlo. Cuando entramos a la habitación me recosté y ella me preguntó si podía tocarme la barriga.

Debo confesar que ya me tenía bastante nerviosa. No entendía qué estaba pasando. Pero por mi mente pasaba besarla apasionadamente y tocar sus pechos mientras ella me acariciaba la vagina.

Cuando tocó mi pancita, me puse muy húmeda y mi pantalón gris se empapó. Ella lo notó y en un principio se alarmó. Me preguntó si estaba bien, le dije que sí. Me dio mucha vergüenza. Ella bajó lentamente su mano y me tocó la vagina.

¡Por DIOSSS! ¡Se sentía increíble!

Rosó su mano sobre mis leggins y luego olió su mano. Me dijo: ¡Está bien, me encanta este olor! 

Aunque imaginaba besarla y acariciarnos, pues realmente me gusta lo pasional y romántico, ella solo me decía que estuviera tranquila y respirara que todo estaría bien, que me sentiría a gusto.

La verdad en mi cabeza ganaban las ganas. No pensaba en mi pareja ni en mi suegro. Entonces ella bajó mi pantalón y, como desesperada, empezó a lamer mi vagina. Solo sentir su lengua cálida ya hacía que me mojara. 

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Mientras ella lo chupaba todo, cuando intentaba subirla para besarla, ella tomaba mis manos con fuerza para que no me moviera. Eso me excitó mucho más. Cuando terminó de lamerme la vagina, se acostó a mi lado y me dijo que abriera las piernas. 

Tenía una voz firme pero sutil y al susurrar en mi oído, solo pude abrirlas temblando. Me dijo vas a contar conmigo. Comencé: Uno. Introdujo su dedo en mi vagina lo empezó a mover lentamente. Dos. Introdujo su otro dedo y empezó a moverlo de arriba hacia abajo golpeando fuertemente mis paredes vaginales. Me estrechó muy fuerte y me hizo venir. 

Yo tambien queria tocar su vagina, pero ella no me dejaba. Me decía: ¡Quiero que disfrutes y te sientas bien!

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Llevó sus dedos a su boca los chupó y por fin me besó. Metió su lengua en mi boca y la movía delicioso. Todo iba muy bien hasta cuando entró mi suegro a la habitación.

Quedé en shock y hubo un silencio incómodo. No sabía cuál iba a ser su reacción al ver a la esposa de su hijo y la madre de su futuro nieto teniendo una aventurilla. 

Mi suegro se arrodilló al lado de la cama y me mandó la mano directamente a la vagina. Yo no sabía qué hacer, ni qué pensar… si salir corriendo o no. Me quedé a disfrutar esta sensación. Él  tocando mi vagina, ella mi clítoris.

Nadie decía nada. Solo se escuchaba la humedad de mi vagina y el respirar jadeante de todos. Ella se acercó a mi oído y me dijo: sácalo y chupalo. Me encantaba sentir que me mandaba y que era su juguete sexual.

Le saqué la verga a mi suegro y comencé a chupar.  Ella empezó a jugar con mis tetas. Ambos se miraban con tanto deseo ¡Joder! 

A los pocos minutos, me puso en cuatro y me penetró, mientras ella jugaba lentamente con mi ano e introdujo su dedo. Me vine como nunca. Ella, al ver que estaba a poco de correrse, le dijo quítate, mastúrbate y échanos esa leche en la cara. Así fue. 

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Nos arrodillamos y el hombre eyaculó en nuestra cara. Recuerdo que luego de eso, todo se tornó bastante extraño.

Él me pasó unos pañitos, me limpié la cara, me puse mi pantalón y salí de la habitación. Nadie dijo nada. Fui a la sala por mi pareja, le dije que me sentía bastante indispuesta y me quería ir.

Hasta hoy jamás hemos tocado el tema, solo se nos escapan miradas cómplices y una que otra risa.

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Cristina

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