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Conociéndome mejor con un café

Conociéndome mejor con un café

Confesiones SIN CENSURA

Conociéndome mejor con un café

Y ahí estaba yo, mirando al techo mientras sonaba la insistente alarma de las 3 a.m., y sí a esa hora me levantaba yo para ir a trabajar en un call center de la ciudad de Medellín, lugar donde sucede todo lo que les voy a contar.

Aún no encontraba la fuerza en mi cuerpo para levantarme, pero lo hice y así lo hacía a diario. Recuerdo que estaba muy fría la mañana y más en la empresa con sus terribles aires acondicionados, también recuerdo que yo lucía adorable con mi bufanda y mis botas.

Tomada de Canva

Ese día caminaba buscando el lugar indicado para sentarme, todo estaba solo y yo busqué el lugar más lejano. No tenía muchas ganas de trabajar, eran las 5 am, para mí era muy común trabajar en ese horario, porque me gustaba tener las tardes libres, además trabajar a esa hora era tranquilo, recibir dos llamadas por hora no está mal para mí.

Mientras transcurría la primera hora de mi trabajo sin mucho que hacer, comencé a arreglar mis uñas, pensé que sería un día como todos los otros. Qué equivocada estaba, este día no estaba preparado para ser un día ordinario, sería extraordinario; y allí estaba él como todos los días, pero esta vez más adorable que nunca. Era el supervisor de la mañana, en realidad uno de tantos, para mí el preferido. Tenía un único y encantador dreadlock que colgaba de su nuca como un ratón precioso y unas nalgas de perdición, confieso que en más de una ocasión me perdí en medio de mis fantasías al verlo caminar con sus mejores pantalones y sus deliciosas nalgas.

Tomado de Canva

De la nada se sentó a mi lado y me saludó por mi nombre, sentía que me derretía cuando decía mi nombre con su cautivadora voz, recuerdo que tardé un buen tiempo en saludarlo, sencillamente porque me quedé admirándolo. Me preguntó cómo me iba en mi turno, y le conté que solo había tenido una llamada, nada relevante, pero le conté cada detalle solo porque estaba emocionada de hablar con él y no quería que ese momento acabara. Cuando terminé de contarle mi historia me pidió que lo acompañara por un café, en realidad no tomo café, pero ese sujeto me gustaba tanto que le hubiera dicho que sí sin pensarlo mucho y así lo hice, solté mi diadema y lo acompañé por el café.

En el camino me contó sobre su vida, su carrera y su novia, yo ya sabía que tenía una novia, en un call center lo más lógico es que la vida de los supervisores sea de conocimiento público. Mientras llegábamos a la máquina y él ordenaba los dos cafés, me explicó que nadie deseaba trabajar en un call center y si bien él era supervisor su sueño era ejercer su carrera como psicólogo. De hecho, pensaba renunciar para trabajar en su carrera y no quería irse sin haber hablado conmigo.

Café

Tomada de Canva

En ese momento sentí que mi corazón se quería salir de mi pecho, estaba tan ansiosa que solo podía tomar compulsivamente el café, mientras él seguía hablando. Con el tiempo me tomé mi café y él me ofreció el suyo a lo que también dije que sí, en realidad estaba tan embobada con él que hubiera dicho que sí a casi cualquier cosa y mientras él continuaba hablando y yo tomando su café, casi de la nada dijo: “Tienes las nalgas más monumentales que haya visto y me encantan”.

Sentí como toda la sangre de mi cuerpo subía a mi cara, me llené de vergüenza y él lo notó. Comenzó a hablar aún más y me pedía disculpas mientras me explicaba algo que yo no entendía sobre su fantasía conmigo y la perfección de mi trasero. En ese momento los nervios hicieron efecto en mí y mi estómago hizo un sonido muy fuerte, tanto que él lo escuchó y se quedó callado, yo solo pude pensar ‘qué día tan loco’, mientras moría de vergüenza.

Me paré y traté de salir corriendo, pero él me sostuvo de la mano, se paró, me miró a los ojos y me pidió que me quedara. Me explicó que para él el olor de los gases de las mujeres era el aroma más fascinante del mundo y más si era una con un trasero tan hermoso como el mío.

Tomada de Canva

Me dijo que deseaba conocer mi olor y yo que estaba perdida en sus ojos le confesé que tenía un dulce lunar en una de mis nalgas. Él respondió que quería conocerlo y yo no supe qué decir, casi que de inmediato él me dijo:

“Detrás de las máquinas de café no llegan las cámaras, además no hay nadie”.

Me tomó del brazo, me llevó detrás de la máquina y una vez allí comenzó a besarme apasionadamente el cuello y la espalda, me puso contra la pared, me desabrochó el pantalón, luego junto con mi ropa interior me los bajó hasta las rodillas.

Y allí estaba de nuevo yo contra la máquina de café desnuda desde el ombligo hasta las rodillas, mientras el sujeto más delicioso me miraba arrodillado al tiempo que acariciaba con la yema de los dedos tiernamente mis nalgas, sentía como su mirada recorría mi cuerpo y me hacía sentir deseada, fue la mejor sensación que haya experimentado.

En ese momento me dijo que mi lunar era el más bonito que hubiera visto en toda su vida y me pidió que solo para él le diera uno de mis gases, lance en el exterior una pequeña y tímida risa y por dentro ardía de deseo, así que acepté y lancé un pequeño y tímido gas, el cerró sus ojos inhaló profundamente y me dijo que ahora me llevaría en él por siempre, mientras tanto yo estaba encantada de oír eso, luego solo para él deje salir unos cuantos gases más.

Y sin percibir el rápido engaño del tiempo, mientras ambos nos disfrutamos, el lugar comenzó a llenarse de personas sin que nos diéramos cuenta, recuerdo en un momento abrir los ojos y verlos a todos ellos, mis compañeros de trabajo con sus ojos curiosos, otros deseosos, algunos se burlaban y a mí extrañamente me gustaba y lo disfrutaba mucho. Me paralicé durante un segundo, o tal vez más, luego subí mis pantalones y salí corriendo del lugar.

Me quedé en casa encerrada sin hablar con nadie durante casi una semana, pensando en todo lo que había pasado, pensando en lo mucho que me había gustado, en como pude sentirme tan viva, tan dueña de mi piel.

Me despidieron de mi trabajo y a mi supervisor preferido también, no lo volví a ver personalmente.

Un día, el menos pensado él estaba ahí, en mi sala dándome tokens, como todos los días hasta hoy; y sí ahora soy una camgirl, pero eso es una historia que les contaré después y es que desde que descubrí mi talento, mi alarma no volvió a sonar a las 3 de la mañana.

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