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Entre ser o no ser

Confesiones SIN CENSURA

Entre ser o no ser

Al paso del tiempo, cuando creces, cuando aprendes, te das cuenta que el mundo es mucho más extenso e intangible, es cuando reconoces que, como ser humano que piensa, que hace y deshace, experimentas grandes sensaciones, incluso aquellas que no podrías llegar a explicar; el placer, ese que nos influye en nuestro proceso a lo emocional.

Mi confesión no es algo raro o quizá fuera de lo común, aunque para algunos podría serlo. Yo con tan solo tener 10 años, sentía una necesidad y mi pequeño cuerpo lo podía percibir.

A los 19 años entré a ser modelo webcam. Surgió como como una propuesta a mí misma de poder experimentar y conocer mi cuerpo de la manera que quisiera. Crecí en una familia con muchos tabúes, donde el sexo es un pecado y donde tienes que casarte ante los ojos de Dios para poder procrear. Yo siempre fui la oveja negra; por mucho tiempo quise intentar ser seguir los pasos de mi familia, donde hay enfermeras, secretarias, ejecutivas, y muchas otras carreras afines muy prestigiadas. Mientras yo tenía el fetiche de masturbarme con objetos, ellos estaban allí luchando por ser algo que a veces ni querían ser.

Siempre tuve fantasías con profesores, me imaginaba siendo Lolita y que me utilizaran como una niña inocente. Tengo cara de niña, y los chicos que se acercaban a mi aparentaban ser decentes, aunque en el fondo sabían que querían conmigo algo más oscuro. Era coqueta, solía tener el uniforme mucho más arriba de la rodilla, no era tan normal la verdad, nunca me gusto usar sostén. Entonces, como los pezones tienen su vida propia y apuntaban cuando querían, solía gustarme mucho. Me encantaba la sensación de provocar, que para mí aún resulta excitante.

El primer estudio en el que trabajé era algo descontrolado, -digo primero porque ya llevo 3 en total- allí podías ser tan libre que ni siquiera se daban cuenta de que existías. Todo iba muy bien, no podía quejarme de mis ganancias, de nada porque todo fluía bien, estaba muy estable.

En cuanto a la tarea de conocer mi cuerpo, este me pedía cada vez más y más y yo quería saciar esa sed. Un sábado como cualquier otro, entre las 60 modelos que trabajaban allí, me di cuenta que estaba más solo que en otras ocasiones, por eso quise subir al tercer piso a fumarme un cigarrillo. No es que me gustara mucho, pero me relajaba al momento de dar un show frente a la cámara.

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Para ese momento llegó una chica de una de las habitaciones de ese piso. Era más o menos así: alta, pelo corto y rulos, cuerpo atlético, trasero muy natural -se notaba que le invertía mucho tiempo al gimnasio-, y vestía muy bien. Ella también fumaba así que, para romper el hielo le dije que si tenía candela y, ahí empezó todo.

Puedo decir que su olor era tan fantástico que me hacía querer estar mucho más cerca de ella. Yo realmente quería encajar. Pude descubrir que era una mujer todo terreno, que se le media a todo, más bien muy ambiciosa. Yo no podía dejar de mirar sus labios, no sé cómo explicar porque sentía esas cosas, sabía perfectamente que no era amor, pero sí ganas.

Ese mismo día con tanta libertad compramos trago, y muchas cervezas, ninguna de las dos estábamos acostumbradas a tomar, por lo tanto, podíamos sentir el efecto del alcohol mucho más rápido. Yo ya sentía los efectos del licor, no quería asustarla, aunque a decir verdad, ella me tenía asustada a mí, más bien nerviosa.

Se puso en ropa interior para trasmitir, prendas de color vino con encajes negros. El encaje perfecto a su cuerpo, delgado, y tan precioso. Tenía sus ojitos chiquitos, rojos y ya imaginarán por qué. Así que decidí hacerle una pregunta suelta pues ya me sentía un poco más valiente, Quería saber si alguna vez había estado íntimamente con una mujer, a lo que su respuesta fue con una sonrisa pícara y natural, “Sí”.

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Ni siquiera indagó por qué hacía esa pregunta, yo solo sentí sus labios con los míos, tan mojaditos y fríos, tan suaves que, sin darme cuenta, ya mi vagina estaba absolutamente mojada. Es que solo con verla todo mi ser se me prendía; tenía tantas ganas de desnudarla y tan solo observarla. Pero la verdad es que ella me domó a mí, ella es mucho mayor, experimentada, y decidida, me contó cada detalle de cada cosa que le gusta que le hagan, hasta me contó que su debilidad eran los negros, pero lo contaba solo para calentarme. Yo lo sabía, yo podía sentir su olor, podía sentir cómo ella me halaba el pelo para seguir besándome.

Puso su Hitachi en mi clítoris, pero por encima de mi ropa mientras seguía hablándome de cosas sexuales e intimas. Mandé mi mano a su vagina, pero ella la quitó, las cosas iban a ser como ella quería y a mí eso no me disgustaba. Fue quitando mi blusa, y empezó a besarme los senos, hizo mis cacheteros a un lado y empezó a meterme uno a uno sus dedos, sudaba tanto, estábamos demasiado excitadas. Pero yo solo quería sentirla a ella, hacerle las cosas que en mi cabeza -y con los tragos que traía encima- había imaginado, hasta que ella misma quitó su ropa interior y pude ver sus senos tan chiquitos pero deliciosos, y su vagina, era tan pequeña que podía meterla toda en mi boca y aun así quedar espacio. Ella se quedó así parada, me puse de rodillas y pude sentir su olor tan cerca, ese olor que pasó a ser un sabor tan indescriptible que aún lo siento. Lamí tanto su vagina mojada, pude lamer su culo y aún su sabor me encanta.

Ella jamás había tenido un squirt así que quise intentarlo. Mientras con mi lengua hacia movimientos en su clítoris, introducía dos dedos en su vagina con un mismo ritmo, mientras le decía que cuando sintiera ganas de orinar lo dejara fluir, que no se retuviera. Efectivamente lo hizo en mí, en mi cara, no sentía repulsión de nada, era tan natural, tan suave, tan real, ese sabor será único, porque yo con tan solo verla pude tener el mejor orgasmo de mi vida, ese que sin penetrar te deja con las piernas temblando…Quedó satisfecha, yo solo quería complacerla.

Puedo decir que entre ser o no ser, fue el mejor lésbico que paso por mi imaginación a los 10 años, tengo novio actualmente y jamás volví a ver a mi mujer perfecta, a mí no me gustan las mujeres, a mí me gusta ella y eso confunde.

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LittleVal

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