Caliente distancia

Todo empezó una noche como cualquiera, como siempre de costumbre fui, encendí mi computadora y me conecté. Llevaba como 30 minutos y mi sala estaba sola hasta que llego él, mi caliente amor a distancia, me enamoró con su trato, cumplió toda mi meta y llamo mi atención contándome lo solo que se sentía.

Ella; mi deliciosa presa

Empezamos a compartir detalles del día a día como modelos webcam, a descubrir tesoros escondidos de nuestra propia sexualidad, personas fascinantes en la distancia.

Decía que yo lo calentaba mucho con los movimientos de mi cuerpo, con mi forma de ser y tocarme. Estuvo frecuentando mi room, día a día entraba a verme. Nos hicimos amigos, pero había algo más allá. Él sabía que me gustaba y yo sabía que él quería algo más de mi. Sin embargo, no fue sino hasta una noche al estar en un privado cuando me contó que quería verme personalmente, que quería sentirme y tener una noche muy caliente a mi lado, sería según él algo inolvidable.

Ese día supe su edad. Tenía 60 años, pero un ímpetu de un joven de la mitad de su edad; él quería traspasar fronteras, tener una noche ardiente. Me contaba todo lo que podía hacerme y eso solo lograba acrecentar mi curiosidad e interés por verlo, por eso, acepté un encuentro.

Por fin llegó ese ansiado día. Había pasado horas arreglando en mi maleta lo que me pondría, el atuendo con el que quería que me viera, lo que podría jugar. Mi mente no paraba de imaginar lo que podríamos hacer.

Viajé a Estados Unidos con un poco de nervios, sabía que era un hombre casado, que tenía dos hijas y, me daba miedo que toda esta locura terminara por acabar su frágil matrimonio. Me quedé en un hotel y él fue allí para verme. Básicamente, había escapado de su casa con ese fin. Cuando nos vimos no sabíamos si abrazarnos o si desnudarnos y hacer todo lo que habíamos planeado.

Soy una modelo con miedo a los privados

Llevo tres años como modelo webcam, y debo confesar que desde el primer día de transmisión hasta hoy, le he tenido pánico a los privados. No entiendo el motivo.

Me dejé llevar, fue una excelente noche, me sentí la mujer más amada y consentida del mundo, él me tocó como jamás nadie lo había hecho. Jugó conmigo, me sedujo y besó cada rincón de mi cuerpo. Ese hombre a pesar de su edad pudo hacerme sentir más mujer que cualquier otro. Sueño cada día con ese momento vivido y esperamos para volver a repetirlo … la distancia no nos separó y no pudo impedir que cumpliéramos esa fantasía.

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