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Puerta a la lujuria

Fantasía

Confesiones SIN CENSURA

Puerta a la lujuria

Cada vez que me gusta alguien y reprimo esas ganas por mucho tiempo, mi mente empieza a armar historias donde desenfrenadamente hago el amor con él. Esta vez fue con el profesor de futbol de mi sobrino, al que siempre llevé al entrenamiento y desde el primer día el profe me gustó y sabía que yo a él. Nunca decíamos nada, pero esa química y atracción por lo menos a mí me hacía temblar, y sentir algo que comenzaba en mi vagina y se extendía hasta el ombligo, pensaba en él mucho tiempo, y la fantasía era la siguiente:

En mi apartamento yo vivía sola pero el patio era compartido con el apto de al lado, así que la puerta de mi patio y la de ese otro apartamento quedaban muy cerca, casi pegadas y un día quedo desocupado. Desde el momento en que vi esa puerta y sabía que había un espacio vacío mi mente empezó a dibujar la más deliciosa fantasía con el profesor, con esa puerta y con lo que podría suceder en ese lugar. Mi mente se despedazaba en fragmentos lujuriosos.

En las noches imaginaba que yo estaba en el patio lavando, en el lavadero con cepillo de estregar, yo usaba una faldita muy corta de boleritos y un top sin tirantes. El profesor era el nuevo inquilino del apartamento vecino, salía al patio se encontraba conmigo y me decía “Hola mucho gusto, soy tu nuevo vecino”, me decía su nombre, me miraba a los ojos y luego de arriba abajo, mientras yo sonreía y también le decía mi nombre.

Fantasía

Sentía aquel hormigueo en mi vientre, nos despedíamos y luego a los cinco minutos volvió a salir y yo ahora estaba colgando la ropa en la cuerda, la cual escurría agua en mis senos y bajaba por el ombligo hasta mojar mi falda, mi cuerpo estaba muy sexy, húmedo y mi vecino obviamente lo notó, sin decir una sola palabra nos miramos fijamente y nos acercamos lentamente a besarnos tan deliciosa y apasionadamente, que llegué a sentir como mi vagina se mojaba.

Sus besos no eran normales, me hipnotizaban me transportaban de verdad, perdía la noción de donde estaba, su lengua pasaba por mis labios como si él quisiera que fuera mi vagina y yo así lo sentía. Otra de las tantas cosas que me excitaba de él era su barba ¡Ay Dios! Esa barbita que la imaginaba en las tetas. El momento del beso pasé mi mejilla por la suya para sentirla y olerla, regresando a sus labios con mi lengua en la esquina de sus suyos. Luego de ese beso, nos miramos y él continúo besando mi cuello con sus labios suaves y su lengua mojada con los que continuó hasta el medio de mis senos. Sus manos me acariciaban con suavidad rodeando mi cintura, más cerca de mi pezón. A ese punto, ya me salían pequeños gemidos y mi vagina se iba inundando. Su gran lengua trabajaba en mi pezón, mientras que con su mano guiaba la mía hasta tocar su verga mojada dura y gruesa. ¡Uff! ¡Gruesa como me gusta, pensé! Quería llevarla a mi boca, pero no quería que ninguno de los dos dejara de disfrutar esas tetas firmes con ese pezón parado, “Ya vendrá mi turno” pensé.

fantasía

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Su mano en mi cintura fue derecho a mi vagina donde con facilidad se deslizaron sus dedos en mi clítoris, caminando hacia atrás me recostó al lavadero y me volteó algo brusco pero excitante, bajó mi falda y acarició mis nalgas, contempló mi tanga hilo y me besó la boca. Esta vez chupó mis labios desde atrás, sacó su verga e hizo que la sintiera entre mis nalgas luego corrió mi tanga a un ladito y rosó mi vagina desde atrás con ella, acarició mis tetas y metió su verga ¡Oh! me derretía, gemía y me volvía loca sintiendo como entraba tan suave, que me abría la vagina, una y otra vez en cada entrada y salía de ella cada vez más rápido dándome por detrás, yo gemía y no quería que jamás terminara, me dio tan duro, tan delicioso, luego sacó su verga me volteó y me agachó para que por fin yo se la mamara. La disfruté tanto hasta mi garganta, la pase suave en mis labios, la baboseé y luego la pasé por mis tetas mi pezón y toda mi cara llena de sus fluidos.

De nuevo me levanté y me sentó en el lavadero me puso en el borde y me lo metió de nuevo, ahora de frente me chupaba las tetas y pasaba su barba y lengua en ellas. Me dio verga tanto tiempo que estábamos totalmente bañados en sudor, los cuerpos se deslizaban, así que me cogía del pelo y me daba más duro, muy duro. No sé cuánto tiempo pasó, pero mi vagina estaba muy grande, roja e hinchada. Cuando iba terminar se vino en mi cara, en mi boca, en mis tetas y bajó por mi ombligo donde se empozó, y ahí me vine yo. Esa fantasía no se hizo realidad tal cual, en el patio, pero si estoy con el profesor que ahora es mi novio.

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