Connect with us

Trío en el paraíso

Trío

Confesiones SIN CENSURA

Trío en el paraíso

Después de una gran noche de transmisión, me encuentro lista para ir a casa a descansar. Salgo de la sala y me consigo con dos amigas quienes también son modelos webcam, ellas y yo desde que nos conocimos hemos sido muy unidas, como hermanas. Nunca coincidimos en las horas libres pero ese día las tres teníamos el resto de la noche para nosotras.

Natalia nos cuenta a mí y a Valentina que uno de los usuarios en el chat le habló de sobre un lugar llamado “La Casa de las Orgías”, cosa que a las tres nos dio curiosidad. Nunca antes había escuchado de algo así, y les digo que vayamos a conocerlo. Las tres invadidas por la curiosidad nos arriesgamos para ver de qué se trataba.

Eran casi las 2 de la mañana y nos dirigíamos a un barrio residencial donde estaba ubicada la casa en cuestión. Según el miembro le explicó a Natalia, para poder entrar debía llevar una referencia, así que debíamos nombrarlo. En el lugar sólo pueden entrar parejas o mujeres solas. 

Al llegar al lugar, nos asombramos, pues era una casa de cuatro pisos y por la fachada todo estaba en calma y total orden, nadie imaginaría que ahí se hacen orgías. Nos dejan entrar y nos dirigimos al último piso. Entramos a una sala donde algunas parejas semidesnudas veían porno, habían tres cuarto con sauna y jacuzzi, en uno de ellos habían varias parejas haciéndolo.

Nosotras observábamos con cierta malicia de querer estar entre ellos, pero al mismo tiempo con temor de lo que podía pasar. Las parejas iban y venían, los hombres miran a otras chicas, se proponían intercambiarse, algunos más arriesgados, insinuaban que algunos de los presentes tuvieran sexo con sus mujeres mientras ellos veían el espectáculo.

Para nosotras era el paraíso de las orgías. Luego de mucho ver de qué se trataba, como nadie se fijaba en que hacía el que tenía al lado, nos dimos cuenta que era nuestro turno, debíamos decidir qué hacer, si quedarnos o salir de aquel lugar. La verdad nunca habíamos tenido sexo entre nosotras. Terminamos en un cuarto que estaba completamente sólo, había un colchón en el piso y la luz muy escasa, apenas podíamos ver la silueta de nuestras sombras.

Nos sentamos en el colchón, la verdad las tres algo excitadas por los gemidos del fondo y por todo lo que habíamos visto en el recorrido. Natalia algo ansiosa dice en voz baja que intentemos un trío, que empecemos nosotras, Valentina algo nerviosa pero excitada sólo se relaja y queda tendida. Sus piernas rozaban las mías y de la nada acaricia mi cara, y no dejé escapar la situación, la beso y siento que Natalia percibe lo que pasa y se empieza a masturbar, lo sé por los movimientos de sus caderas.

Valentina se encuentra excitada al igual que yo, meto mis manos entre sus piernas y ella apreta con fuerza, comienza a gemir y yo poco a poco abro sus muslos y empiezo a quitar su pantalón. Se deja llevar y me besa con desesperación, la tomo por el cuello y acaricio lentamente sus senos mientras se retuerce de placer.

Valentina muy excitada busca a Natalia con sus manos para incluirla en el encuentro, ya éramos tres.  Natalia me acaricia y baja a las piernas de Valentina, empieza a besarlas y sube a su vagina, introduce la lengua y Valentina gime de placer, su respiración aumenta y yo me recuesto para masturbarme. Los gemidos de mi amiga me llevan loca y no me puedo controlar.

Natalia no aguanta un segundo más y grita anunciando que ya había llegado, casi le arranca la cabeza a la pobre Valentina. Valentina se lanza sobre mí para que lleguemos, nos hacíamos el sexo y nos íbamos una y otra vez, Natalia se vuelve a meter y una pegada a la otra y nos volvimos a convertir en una. Lo hicimos nuevamente, pero esta vez las tres nos tocábamos tan delicioso que era un movimiento uniforme que nos llevaba al mismo tiempo y con el mismo ritmo, que parecía como si no existiéramos tres, solo una.

Agarro los senos de Natalia, los lamo, los chupo mientras Valentina me hace el sexo oral, ahí nos vinimos las tres por segunda vez. Todas enloquecidas, no queríamos parar y cambiamos de posiciones para sentirnos la una a la otra. Me hicieron de todo y yo a ellas, entre sí nos compenetramos como nunca antes lo habíamos imaginado, ni en los shows de pareja tuvimos un placer de este tipo.

Nos corrimos de placer varias veces más, amaneció y nosotras no queríamos parar. Fue una noche alocada y placentera que no queríamos que terminara. Ahora somos las reinas del paraíso de las orgías, lo visitamos frecuentemente. Nos hemos reunido en casa para nuestro encuentro pero no es lo mismo, la excitación se eleva con el fondo de gemidos del resto de las personas, eso es música para nuestros oídos y el nivel de placer no se compara ni se supera. Creo que le agradeceremos toda la vida a ese miembro la idea de visitar esa casa clandestina. Además él también nos lo agradece, porque el trato que le damos en privado es especial.

Más en Confesiones SIN CENSURA

 

 

Lo más leído…

Etiquetas

 

Arriba
Conversa con Nosotros
Enviar