Camgirl
El sacerdote sucio
Todo comenzó un día sábado a las 2:00 de la mañana en una noche muy solitaria en la webcam donde un usuario entraba y salía del chat.
El trío entre mi jefe, mi pareja y yo
Cuando lo iba a saludar él se iba. Como a la décima vez escribí “No te vayas” cuando él entró le di Enter al teclado…Él se quedó ahí un rato y no decía nada, yo le dije “Mucho gusto me llamo Carolina ¿Cómo estas? Él me dijo “Me encuentro muy bien gracias. Tienes la mirada inocente, una mirada distinta a las chicas de esta página” y le contesté que muchas gracias. Siguió conversando, me dijo que adicional a eso, me parecía mucho a una persona cuando era joven y que esa persona era su mamá, comentando además que era sacerdote, que se había metido de sacerdote para calmar la mente sucia que tenía.
Continuamos conversando, y me confirmó que desde los 8 años empezó a mirar a su mamá de forma diferente a como todos los niños veían a sus mamás, que el empezó a enamorarse de ella, que él la espiaba cuando hacía el amor con su papá y, que él se excitaba, se masturbaba y que había empezado a sentir celos de su padre.
A los 18 empezó a hacer todos los cursos para ser sacerdote; tenía en este momento 38 años y, hasta el día de hoy solo fantasea con su mamá a pesar que ella ya había fallecido. Me dijo “Caro te confieso algo, tienes mucho parecido a mi mamá tienes la piel blanca como la nieve igual que ella, una mirada tierna, angelical, los labios sensuales” Me pidió que me los despintara y me los pintara de rojo como lo hacía su mamá, que mi pelo era como cascadas. Me pidió que le prometiera que jamás cambiaría su color y le dije que no lo haría.
En ese mismo encuentro me dijo que si podíamos ir a exclusivo y estar C2C (cámara a cámara), a lo que respondí que sí. En el exclusivo le di aceptar a la cámara y vi su cara. Tenía la sotana puesta y una cara linda, creo que es el sacerdote más apuesto que he visto. Me dijo que tenía una fantasía y le pregunté cuál era, me dijo que quería hacer el amor con su mamá en el altar, que quería hacerla suya. Fue ahí cuando él fue hacia la capilla y me llevó el altar. Era muy linda, empecé poco a poco acostarme en la cama y le pregunté cómo le decía su mamá, y me dijo que ella siempre le decía ‘peque’.
Empecé a decirle “Peque acaricia a mamá que siempre te he deseado” y empecé a acariciarme el pelo y el cuerpo, me quité la tanga lentamente y le dije que estaba en el altar para él y solo para él, que me hiciera suya. Él se subió al altar colocó la biblia a un lado y me dijo “mami abre las piernas” Él acariciaba el altar como si yo estuviera ahí. Yo abrí las piernas y puse mi FuckMachine en velocidad lenta y él se emocionó de ver cómo yo tocaba mis pezones y me excitaba de cómo él me daba duro. Le dije “peque eres mejor que papi” eso lo emocionó mucho más, miró hacia el cristo como pidiendo perdón; ahí me excité mucho más, porque su mirada era tan pervertida, pero a la vez, tan santo. Le dije “Peque más duro por favor”, y él empezó masturbarse muy rápido.
Ver su cara, su ritmo y su pene me hizo venirme a chorros, él también se corrió al verme y escuchar mis ricos gemidos; me dijo “Mamá, eres la mejor gracias” y le dije “No peque, tú eres el mejor…Bebé quiero que hagas algo por mami” me dijo que sí, y le pedí que sacara la copa sagrada y que la llenara de vino y regara sobre mi cuerpo ( En mi room siempre mantengo vino porque me excita echarlo sobre mí). Él lleno el cáliz dorado y lo regó lentamente sobre el altar y yo a su vez bañaba mi cuerpo con mi vino, me acariciaba lentamente y me excitaba.
Me puse en cuatro y le pedí que me tomara del cabello, que arañara mi espalda. Era tanto el calor del momento que él extendía la mano como si de verdad lo hiciera, mientras con la otra se masturbaba. Yo coloqué dentro de mi el dildo del FuckMachine para iniciar la danza del sexo. Me movía sensualmente para él, y mientras él decía “mamá eres la mejor amante” yo le decía “Peque me encanta como me coges” y ahí nuevamente me corrí al igual que él.
Fantasea conmigo, no lo olvidarás
Luego de toda esa muestra de excitación y clímax me mostró el altar lleno de vino y de su semen. Me gustó tanto, me sentí tan sucia, tan rara, tan pecadora. Me dio las gracias por ese momento tan increíble y me dijo “Limpiaré todo esto y rezaré un rosario para que Dios me perdone por esto”. Le dije con mucha picardía “Ahora, cada vez que des misa vas imaginarme acostada en ese altar desnuda masturbándome para ti” a lo que contestó “Eres más perversa que yo, y eso me gusta mucho”.
Ahora hacemos esto todos los sábados y debo admitir que ahora que voy a una iglesia o a misa, me imagino que él me hace suya en ese altar, que me masturbo delante de él. Esto hace que siempre me salga del sermón porque me mojo de solo pensarme allí. Me siento tan sucia y pervertida, pero a la vez me he liberado.
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Lindacartes
