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Las candentes sesiones con mi psicóloga

Las candentes sesiones con mi psicóloga

Confesiones SIN CENSURA

Las candentes sesiones con mi psicóloga

Como dice el dicho de mi abuelo: «Tarde o temprano algunos secretos tendrás que contarlos» , bueno creo que este ha sido el día.

Vengo a contar una confesión, pues por años me sigue gustando esa experiencia que tuve con ella.

Hace 4 años tuve una cita con una psicóloga que yo conocía desde el colegio, es mi amiga y nos llevábamos muy bien. Eramos inseparables hasta el día en que terminamos el  bachillerato.  

Ella tomó un rumbo diferente para estudiar Psicología. Yo tomé mi camino y gracias a Dios hasta el día de hoy me ha ido muy bien.

Durante 7 meses estuve en una depresión inmensa. Mi amiga, la llamaremos «Katt», me llamó a mi celular, así que me emocioné tanto de escuchar su voz y se me subieron mucho los ánimos.

Le conté lo que pasaba por teléfono y le comenté al respecto todo a detalle sobre lo ocurrido y el porqué de la depresión. «Katt» me dijo que nos viéramos en casa de ella, la cual quedaba a 8 cuadras de mi barrio.

Tomada de Freepik

A los 4 días de su llamada, fui a su hogar y ella me recibió como toda una profesional, es decir,  con su bata, cosa que me pareció raro, pero fue divertido verla así.

Ella me pidió que siguiera. Fuimos a la sala donde nos sentamos y hablamos sobre lo que me pasaba. Duramos 1 hora en nuestra primera sesión y en ese momento el ambiente que era algo calmado se tornó un poco caliente.

Yo pensé que era por el calor acumulado del techo de donde estábamos sentados. Sin rodeos le dije a Katt que hacía calor y que me iba a quitar el saco.  Ella me miró, pero no dijo nada. 

Ya era hora de irme porque tenía algunos trabajos de la universidad y nos despedimos normal. 

A los 2 días, ella me llamó para la segunda sesión. Yo tenía tiempo libre así que fui y me recibió de nuevo con su bata y su ropa común.

Tomada de Freepik

Mi psicóloga me cumplió una fantasía:

Entramos en la sala, ella se quitó la bata y me preguntó si quería ver algo. Asenté, cuando de repente se quitó su ropa común y lo que vi fue algo que me calentó demasiado; tenía un sostén y sus panties de color rojo.

Luego, ella se sentó a mi lado y me dijo: «¿Quieres jugar conmigo?». Yo la miré con deseo y  le respondí: «Claro, empecemos a jugar». En ese momento, ella me quitó el pantalón y empezó a chuparme el pene.

Sentí su boca caliente, su lengua, sentía como su cabeza subía y bajaba de forma sensual. En cuanto terminó de hacerme sexo oral, seguí yo. 

Empecé a hacerle oral a ella. Le metí los dedos y coordiné muy bien los movimientos de mi mano y lengua para que ella se excitara. Wow que sorpresa que ella empezara a gemir.

Después, me animé a penetrarla. Su vagina estaba tan apretada que, lo único que podía hacer era penetrarla suavemente.

Se quitó el sostén y empezamos a besarnos,  acaricié sus tetas pequeñas, cogía sus nalgas de una forma tan fuerte que ella pedía más. Le decía palabras al oído y una de ellas fue: 

«Serás la piedra que romperé con mi espada para que una bella agua salga y poder contemplarla», ella se excitó demasiado con esa palabra, tanto que a  los 45 minutos se vino y yo me vine en su boca.

Al terminar, nos bañamos juntos y nos acostamos, hablamos un rato y ella me confesó que su deseo sexual era que yo fuese su polvo y oh sorpresa, lo fue.

Llegó la mañana siguiente y me tuve que ir porque tenía que comprar suministros para mi apartamento.

Después de eso pasaron 4 años y ella se volvió una psicóloga profesional. No hemos hablado mucho debido a nuestros trabajos y falta de tiempo, pero cada vez que me acuerdo me caliento demasiado.

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