Confesiones SIN CENSURA
Encuentros de medianoche
Me encanta masturbarme a la medianoche cuando el silencio tiene voz propia y las gotas de sudor empañan mi cara.
Noche de estrellas, primos y sexo
La imaginación juega su papel más importante, mis pezones despiertan, se endurecen, lubrico mis dedos en la boca, con mi lengua y bajo desde mi barbilla, dejó esparcida mi saliva por cada rincón de mi delgado cuerpo.
Poco a poco llego a mi maravilloso clítoris, lo lubrico, lo siento en mí y dejo que me inspire a seguir. Juego con él al vaivén, lo tanteo, dibujo en él, puedo sentir como se endurece. Siento pequeñas cosquillas llegando a mis pies, me excito más, toco mis senos, los aprieto y rasgo, eso me hace sentir sumisa, me excita.
El diario de mis placeres
Sigo ese juego lento que tanto me gusta, puedo sentir mi orgasmo protestando, queriendo voltear mis ojos, pero no, quiero esperar. Pongo porno. Llego a una escena de lesbianas. Dos chicas chupándose, haciendo tijeras, me imagino que soy yo la que lo está haciendo, tímida, casual, curiosa. Me toco más rápido, dos de mis dedos entran, estoy cautiva en el placer ¡qué húmeda estoy!
Muerdo mis labios, el sudor ya recorre todo mi cuerpo, me muerdo, deseo arrancarme la piel, mis piernas tiemblan. Empiezo a sentir como mis ojos se van nublando de un rosa oscuro, espasmos, espasmos, bienvenidos sean, es inevitable no responder al silencio así que gimo, suave, no quiero que nadie me escuche. Todo en un parpadear, deseo que nunca se acabe aquel éxtasis, vuelvo a introducir mis dedos, esta vez más rápido, se está acabando eso que le llamamos orgasmo. Veo cómo mi alma danza libre por la habitación, yo no puedo moverme, solo sonrío.
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AmeliePetit