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El orgasmo que despertó a la ninfómana que hay en mí

Confesiones SIN CENSURA

El orgasmo que despertó a la ninfómana que hay en mí

Un día tome la decisión, fue algo angustiosa y desesperada. Firmé el contrato y salí corriendo a mi casa pues debía elegir la ropa interior más sexy que tuviera para trabajar al siguiente día. No imagina nada de lo que sucedería después de tomar esa decisión.

Llegó el siguiente día y salí directo para esa casa con tantos cuartos y chicas; estaba un poco tímida, pero empecé mi labor. Con el tiempo aprendía más, me iba mejor y conocía más usuarios, poco a poco fui conociendo mi cuerpo, entendiendo sensaciones que no entendía, fantasías que me enloquecían, pero me encantaban también, era muy fabuloso.

Un día decidí utilizar mi consolador en la página y dije “El primero que me lleve a una sala privada le haré el mejor show que podrá ver en su vida”.

No paso mucho tiempo cuando esa persona llegó comencé a bailarle y a seducirlo lentamente, suplicaba que me hablara y me dijera como debía tocar cada parte de mi cuerpo. Cerré mis ojos y tocaba mi clítoris tan suavemente que deseaba que alguien estuviera a ahí y con su lengua húmeda pasara sobre él y, que pudiera sentir esa sensación que nos lleva al paraíso. Entonces decidí penetrarme con mi juguete, sentir una explosión dentro de mi hasta poder llegar a mí los oscuros pensamientos y sensaciones, pero eso no era suficiente, estaba como jamás había estado, me sentía demasiado excitada necesitaba explotar llegar al máximo. Sin pensarlo tomé una decisión descabellada, le dije a mi cliente que si quería una chica y él dijo que sí y fue ahí cuando pensé ¡Esta es la solución! Salí corriendo a cuarto de al lado y le dije a mi compañera «¿Me ayudas con un show?» Ella dijo que sí, quizá porque veía en mí algo que le gustaba.

Comenzamos a acarícianos, mi cuerpo era una llama que inflamaba mis sentidos, quería lanzarme sobre sus brazos, pesarle toda mi lengua en su cuerpo. Fue una sensación maravillosa, excitante, eufórica…. Bajé sobre sus piernas y llegué a ese punto donde todos los hombres quieren llegar. Saboreé sus partes, lamí su vagina de tal manera que fue algo excitante, pero eso no era suficiente para mí, necesitaba un hombre, tenía esa necesidad, realmente estaba experimentando algo diferente…. Terminé el show y me cambié.

Salí al pasillo del estudio y vi a mi jefe fumando un cigarro, mi cuerpo aún ardía extasiado en el furor de lo que había vivido y en las ganas de estar con alguien; él era un hombre muy apuesto y contundente le crucé un par de palabras, y le dije, «¿Hace un poco de calor aquí no crees?» Creo que mi mirada le dijo lo que yo necesitaba y me dijo, “Vamos a la oficina ahí hay aire acondicionado”. Entramos y él cerró la puerta, me le lancé encima y comenzamos a besarnos; eso parecía una lucha de dos cuerpos intentando consumirse el uno al otro. Sus caricias me hacían gemir a tal punto que con su fuerte mano tapó mi boca.

Comenzó a penetrarme y comencé a sentir que me moría y revivía, era algo delicioso. Su enorme pene entraba por mi estrecha vagina, fue como ver salir un arco iris después de una fuerte tempestad. Luego yo me arrodillé y comencé a saborear su deliciosa verga; era algo muy excitante mirarlo mientras lo chupaba, me encantó, pero ya no aguantaba más y decidí que me penetrara de nuevo y, fue cuando un chorro dentro de mi explotó, estaba en mi punto máximo, sentí miles de sensaciones que, jamás, jamás había sentido.

Ese fue mi primer verdadero orgasmo, mi jefe me hizo sentir así. Jamás olvidaré que ese 4 de enero del 2015 fue el día que conocí quien era yo sexualmente… Despertó la ninfómana dentro de mí.

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KARY_QUEE

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