Confesiones SIN CENSURA
Una curiosa y sorprendente noche de Navidad
Era una tarde de Navidad, fiestas y reuniones familiares. Yo caminaba por el centro con mi novia haciendo las típicas compras navideñas, una vieja costumbre de mi país.
Pasamos por una tienda erótica y la curiosidad nos animó a entrar. Se respiraba lujuria en aquel lugar, era poco iluminado y resaltaban los grandes dildos del mostrador.
Muy amable la vendedora nos asesoró y finalmente nos convenció de hacer la compra. Decidimos llevarnos un juguete para usarlo esa noche, luego de que todos en casa estuvieran dormidos.
Efectivamente, llegó la noche y estábamos en casa de mi suegra. Una mujer encantadora y atenta como siempre.
Comimos, tomamos algunos tragos y en medio de la noche mi novia sacó el juguete que habíamos comprado y lo puso encima de la mesa.
Fue un momento muy raro e incómodo, pues mi suegra estaba ahí y no sabía lo que podía pensar. Sin embargo, su reacción me sorprendió.
Ella no dijo palabra, solo se sonrojó. Minutos después comenzó a tocarlo y a meterlo en su boca.
¡No entendía lo que estaba sucediendo!
No es que la deseara, pero comencé a excitarme. Me emocionaba ver lo que estaba haciendo y el ambiente se puso muy muy caliente.
De un momento a otro le dijo a su hija que quería verla teniendo sexo, mientras ella usaba el juguete.
¡No podía creer lo que estaba escuchando!
Estaba muy ansioso, pero decidí hacerlo. Comenzamos a besarnos mientras mi suegra se desvestía y se masturbaba.
Eso me excitó más que tener sexo con mi novia. No podía solo ver mientras se tocaba, yo quería estar con ella y hacerla mía.
Los 3 estábamos tan calientes que mi novia no tuvo reparo en compartirme con su mamá. Y sí, terminé teniendo sexo con las dos.
Fue una de las noches más inolvidables para mí y de seguro para ellas también lo fue.
Finalmente, amanecimos todos juntos en la cama después de una noche de navidad llena regalos.