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Mal olor, buen orgasmo

Confesiones SIN CENSURA

Mal olor, buen orgasmo

Hola soy Joha, tengo 23 años y hace poco me di cuenta de que tengo un fetiche. A la edad de 10 años me gustaban los olores extraños y cuando los sentía les decía a mis compañeras que olía a algo rico, pero a ellas no les gustaba, así que no volví hablar del tema.

Eso me dio una predicción: Yo nunca sería igual a otras personas. De hecho, lo que para algunos era un aroma «maluco», era para mí algo llamativo, excitante y delicioso.

Fui creciendo y en varias ocasiones sentía estos olores y de inmediato se me venían un montón de inspiraciones, cosas locas que simplemente me parecían graciosas y a las que dejaba pasar desapercibidas para muchos. Pero para mí era más.

Con el tiempo dejé que esa imaginación volara y dejé fluir todo lo que sentía por medio de estos olores. Fue algo tan fuerte que incluso sin necesidad de tocarme pude llegar a tener un orgasmo, me asusté un poco, pero una experiencia excitante.

Todo ocurrió un día en la pizzería. Estaba con unos amigos y el olor de la comida inundaba el local, era exquisito. Yo llevaba puesta ropa ligera, ese día había hecho mucho calor, pero estábamos dispuestos a comer una suculenta pizza. Y yo amante de los olores para muchos extraños pedía una especial de anchoas.

Allí ante mis amigos y en secreto fue la primera vez que pude sentirlo. Ese olor empezó a meterse en mi sistema, atravesaba mis fosas nasales e iba directo a mi cerebro para deleitarme, para fundirme en el éxtasis. Sentía mi corazón palpitar fuerte, mis sentidos iban y venían para llevarme al clímax. No me toqué, no hizo falta y mis amigos solo lograron escuchar de mí gemido que escapó de mi boca al tener ese orgasmo. Quedé impresionada.

Cada vez que siento olores me eriza la piel, siento que mi corazón se acelera y mi vagina palpita con ganas de ser tocada. Cuando estoy con alguien, me concentro más en sus olores que en cualquier otra cosa, porque al sentir su esencia, si verdadero olor, me excito.

Me encanta caminar por la calle, por los mercados y el centro comercial. Es un deleite para mis sentidos. Allí, frente al mundo, a familias, hombres y mujeres he sufrido los mejores orgasmos involuntarios. No puedo disimularlos.

Puedo asociar mi peculiar sentir con los efectos drogas alucinógenas, por lo que alcanzo a sentir y pensamientos muy calientes. Entre más lo respiro, más fuerte es la sensación. No importa el lugar o con quien este, es algo que siento y que me gusta, pero no lo comparto con nadie hasta hoy que decidí contárselo a ustedes.

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Joha

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