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El día que supe que era ninfómana

El día que supe que era ninfómana

Confesiones SIN CENSURA

El día que supe que era ninfómana

Mi nombre es Daniela Simpson.

Un viernes en el Loow disco de La Calera, estando allí sentada sola en una mesa veo entrar a un señor alto, acuerpado, de barba, con un promedio de 45 a 50 años y con buena vestimenta.

Este señor me ve sola en la mesa, se acerca y me invita a un Martini.

Me ha parecido muy guapo y acepto su invitación, luego de pasar un largo rato hablándonos, me dirijo al baño y al volver me encuentro con otro trago, pero con la diferencia que él le había metido escopolamina y me había dormido.

Tomada de Canva

Cuando despierto me encuentro en una habitación adornada con mantos rojos y negros.

Entre mi mirada borrosa veo muchas repisas con juguetes eróticos, en una esquina hay otro sujeto de raza negra instalando una cámara y yo me encuentro amarrada a la cama de pies y manos y amordazada.

Tenía una sensación de miedo, pero a la vez me sentía con placer.

Este señor había corrido mi panty y estaba pasándome sus dedos entre mis labios vaginales.

Me toca de arriba a abajo y a la vez circularmente haciendo que mi clítoris se pusiera duro y mis labios vaginales se fueran hinchando, mis pezones también se han de poner duros y aprovecha para ponerme pinzas en cada pezón.

Tomada de Canva

Sigue torturando mi clítoris con sus manos y utiliza luego un juguete donde me pasa corriente.

Yo ya estaba bastante excitada, no solo el hecho de cómo me manoseaba, sino el ver la mirada de placer del camarógrafo y más aún porque era negro.

Me encontraba ansiosa de que ya fuera penetrada, pero él seguía torturándome y mi vagina ya estaba bien húmeda.

El chico que estaba grabando deja su cámara en el trípode y se acerca a nosotros, veo que baja su pantalón y saca su pene y empieza a pegarme en la cara con él, diciéndome: “lo quieres perra”. 

¡Claro que lo quería!

Nunca había tenido relaciones con una persona negra. Él decide quitarme la venda de la boca para meter su pene mientras su compañero sigue manoseando mi vagina, escupiéndola.

Al poder hablar, les digo:

“suéltenme, voy a estar con los dos sexualmente. No pondré problema, no quiero que me hagan daño” (me refería a que me mataran después de violarme).

Les propuse que me dejaran libre si les llegaba a satisfacer o que hicieran lo que quisieran conmigo si no los llenaba de placer, ellos se miran entre sí y aceptan.

Trío sexo

tomada de Freepik

Una vez dicho esto me quitan las esposas de las manos y los pies, me tiran al piso haciéndome arrodillar. Cada uno se ubica a un lado y empiezan a pegarme con sus vergas en mi cara y tiran de mi cabello diciendo:

“trágala perra”. 

Chupo sus penes mientras me la meten profundo en mi garganta, me tienen de un lado a otro tirando de mi cabello. Sus gemidos son muy placenteros y yo deleitada chupando dos vergas tan diferentes.

Me ponen de pie y empiezan a chuparme los pezones entre los dos y a la vez sentía unos dedos dentro de mi vagina y ano. Pues cada uno me estaba penetrando con sus dedos mientras chupaban mis pezones. 

Me ponen en cuatro y mientras le chupaba la verga a uno de ellos, el otro me estaba azotando con un látigo, golpeando mi culo una y otra vez diciendo:

“trágala como lo perra que eres”. 

Al cambiar de verga el otro sujeto prefiere chuparme el culo, empieza a jugar con su lengua en mi ano y a darme lengüetazos de la vagina al ano.

Tomada de Canva

Al ver mi ano bien dilatado decide penetrar y mete su verga muy brutalmente, muy fuerte, me da duro una y otra vez. 

Hasta este momento estábamos todos tres sedientos de más sexo.

Pasado unos minutos deciden acostarme en la cama con mis nalgas colgando sobre la punta de la cama, mis piernas levantadas hacia atrás.

Entre los dos me manosean fuertemente la vagina y el ano insultándome a la vez, escupiendo mi cuerpo. 

Ahora, deciden penetrarme los dos a la misma vez, haciendo que me sentara penetrando mi culo mirando al frente y el otro penetrándome en mi vagina. Fue doloroso, pero excitante a la vez el sentir dos vergas.

Tomada de Canva

Me dieron muy duro de esa forma que mi ano no dejaba de pulsar. Luego me ponen de pie y vuelvo a chupar sus vergas así sucias.

Tiran de mi cabello, me pegan cachetadas y hacen que las trague una y otra vez, hasta hacerlos venir en mi cara, mojan toda mi cara, su semen chorrea en mi boca y escurre en mis senos.

Al terminar me tiran la ropa al piso y me dicen: “lárgate puta”.

Me marcho de allí toda sucia llena de semen, pero sentía que quería más.

¡En ese momento me doy cuenta de lo ninfómana que soy!

Desde ese día, paso todos los viernes en aquel bar esperando quien me invita a un trago.

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