La fantasía swinger que me unió a él

Éramos unos amantes que le ponían punto final a la relación, una fantasía swinger sería nuestra despedida. Para el último encuentro haríamos esta fantasía que los dos habíamos tenido desde siempre pero que nuestras ex parejas nunca fueron capaz de realizar. Llevar estos juegos fantasiosos a una relación siempre complica todo, pero a nosotros en lugar de distanciarnos nos unió más.

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Parecíamos niños abriendo sus regalos de navidad, buscamos un lugar bonito, discreto, planeamos qué usar, una historia para contar de nuestra relación; buscamos un motel para ir después e imaginamos constantemente quién vería a quién primero teniendo sexo con otra persona, si compartiríamos cuarto o elegiríamos individual… pero el día llegó y las mariposas que sienten los enamorados las teníamos volando en el estómago.

El lugar estaba dividido en tres sectores: Los tímidos que sólo quieren ver, los indecisos que terminan participando y los frecuentes, esos que van porque swinger es su estilo de vida. Nosotros sabíamos en qué queríamos participar, pero primero debíamos ver si había una pareja de nuestro completo gusto. El tiempo ahí pasa lento, los cuerpos desnudos, las miradas deseosas y los juegos no se dan a esperar. De pronto comenzó el sexo en vivo, estaba excitada por ver mi propia película porno. 

La pareja junto a mí dejó participar más hombres y el esposo sólo miraba como había una pequeña cola atrás de su mujer para cogerla. No había un lugar libre en su cuerpo y seguro dónde posara los ojos encontraba un pene en espera de penetrarla. Le insistí a mi chico que fuera a la fila pero en lugar de eso, cogimos los dos viendo ese pequeño espectáculo privado como si todos actuaran para nosotros dos. Sus deseos y ganas estaban conmigo, nuestro sexo siempre es muy bueno pero la adrenalina y la atmósfera hacen que sea mejor. Es como si nosotros también fueras el show de alguien más que se masturbaba viéndonos sin poder tocarnos, los ojos mirado el desborde de placer y deseo sin hacerlos participes.

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Decidimos intuitivamente intercambiar tragos con dos parejas jóvenes novatos swinger como nosotros, así que hicimos nuestro propio juego de cambiar los seis, elegí personalmente la chica para mi hombre, quería verlo cogerla, quería excitarme ,masturbarme, quería besarle mientras la penetraba. Las chicas me besaron y el hombre que me tocaba porque su esposa también me eligió para él, estaba tímido, quería que me cogiera rudo, que me tocara con ganas, pero parecía una escena porno donde el actor es nuevo y la mujer desborda pasión eso era aburrido. Mientras me penetraba y yo intentaba que me acariciara con ganas, mi hombre se posó detrás de mí besándome la espalda y acariciando mis senos, poniendo en nuestro lugar favorito su pene erecto y complacido de una fantasía.

Los hombres siempre fantasean con hacer tríos, él tenía su fantasía cumplida. Yo cumplía la mía, un trío con una chica besándome desinhibida, los celos de otros en el salón que solo podían ver lentamente como cuando una vela de cumpleaños llega a su fin y los deseos de todos fueron cumplidos sin palabra alguna. Sin más que decir o hacer los cuerpos vestidos comienzan a salir tomados de la mano como si los actos de esta noche nos esposaran; fuimos satisfechos a dormir. El juego estuvo bien, pero concluimos nuestra fantasía, hacer una despedida grupal. Ya no hay más de esos lugares, ahora volvemos a ser dos nada más.

AnnieM

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