Connect with us

Dos hombres produjeron chorros de placer en mí

Dos hombres

Confesiones SIN CENSURA

Dos hombres produjeron chorros de placer en mí

Me encontraba en el estudio, acababa de terminar de transmitir. Estaba con dos amigos, Carlos y Juan. Juan me pregunta si alguna vez había visto como dos hombres tenían relaciones. Yo fría, contesté que no. La verdad no entendía por qué me hacía la pregunta y con temor sólo pensaba en lo que me pedirían.

Me dice que es hora de entrar al room, la verdad Juan me encantaba, pero jamás se lo dije, el sospechaba. Yo nunca le insinuaba o confirmaba nada. Sólo lo dejaba con intriga. Al entrar al cuarto, veo que preparan todo para el show, yo a un lado de la cámara solo observaba.

Ambos son sexys, pero nada como él. Me causaba tangas ganas, que prefería callar antes de caer rendida, sabía que si llegaba a algo con él, se volvería mi adicción.

Sigo ahí, parada junto a la cámara, me quiero salir. Carlos se ríe y con cara de que no entiende mi preocupación si todo es normal, me dice que me relaje, que al final se lo agradeceré. Seguía sin entender, o bueno, no quería entender.

Yo comienzo a sentir un cosquilleo que desde la punta de mis pies va subiéndome por las rodillas hasta colmar todo mi cuerpo. Siento una corriente que me electriza y que se intensifica en la boca de mi sexo. Cierro las piernas intentando contener esa sensación tan extraña y particular. Sí, estoy excitada, sin embargo es de manera diferente. Lo que sucede ante mis ojos me pierde.

Se están besando de una manera tal que el calor nos va subiendo a todos. Juan lo tiene acostado y lo entrelaza con sus piernas. Mueve sus caderas así que Carlos, excitado, cierra sus ojos y se deja. Lo besa por el cuello y ahora, con cuidado, le desabotona la camisa y deliciosamente disfruta de sus tetillas. Su amante gime desenfrenado. Desabrocha su correa y lo acaricia en el medio de sus piernas; veo la punta de lo que parece ser su falo. Juan, hábilmente, lo va desnudando poco a poco. 

Él se agacha y, con una habilidad que me deja sorprendida, introduce su pene dentro de su boca y lo chupa; Carlos, respira enloquecido, lo está disfrutando. Yo, con mis piernas completamente abiertas sobre los costados de la silla, decidí sentir sin remordimiento y me voy masturbando. Deslizo suavemente mis dedos por todas las porciones de mi cuerpo y siento como crece el anhelo de seguir viéndolos.

Acaricia su sexo maliciosamente y, tocándolo entre sus muslos cuando menos lo espera, mete sus dedos entre el ojuelo de su trasero. Carlos gime tan fuerte que yo, al escuchar tal sonido, casi me vengo. Ingresa una y otra vez dentro de él, Carlos se mueve, súplica, gime y casi hasta llora del placer que está sintiendo. 

Lo voltea, Juan se hace detrás y lo toma por la cintura mientras él permanece en cuatro. Su pelvis esta golpeándolo violentamente desde atrás. Carlos se mueve tan desenfrenadamente que imagino que está a punto de llegar; su rostro es demasiado expresivo, está tan contraído, presionando tan fuertemente sus labios, que parece que va a implosionar.

Esos cuerpos, sudorosos, se mueven desesperados, gimiendo. Carlos grita y, girando la cabeza para mirar a Juan, ruega que siga penetrándolo con la fuerza que más pueda.  «Gime, gime como una niña» le dice mi amado a Carlos. Él obedece y gime tan fuerte que salen lágrimas por sus ojos. Llora placenteramente.

De verlos no lo soporto más; no me doy cuenta cómo llegaron mis dedos dentro de mi sexo aunque ahora siento sus violentos movimientos.  Juan dice: ”Me vengo Carlos, me vengo».  Se lo mete tan fuerte que veo como se derrama Carlos al sentirlo tan grueso. Juan lo saca y se viene encima de él; estoy tan excitada que siento como baja a borbotones un gran líquido que me deja supremamente mojada y extasiada.

Yo sentí celos, eso era lo que Juan buscaba. Desde ese momento nos convertimos en la fantasía del otro. Al final Carlos tenía razón, se lo agradezco. Gracias a ese encuentro, tengo el placer de disfrutar a Juan cada vez que me plazca. Claro ahora hacemos shows los tres, lo que debe ser un encuentro profesional, para mí es el momento donde me vengo y disfruto de su ser.

Más en Confesiones SIN CENSURA

 

 

Lo más leído…

Etiquetas

 

Arriba
Conversa con Nosotros
Enviar