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Mi primer encuentro lésbico

Encuentro lésbico

Confesiones SIN CENSURA

Mi primer encuentro lésbico

Soy modelo webcam con tendencia homosexual, me encantan la mujeres. Nunca había tenido ningún tipo de encuentro sexual con otra modelo, de hecho solo había tenido relaciones con hombres, no me gustó porque la verdad siempre me he inclinado por el deseo femenino. Me gusta la sensualidad, la ternura y lo hermosas que son las mujeres.

Un día termino de transmitir y unas amigas que al igual que yo, son modelos webcam decidimos ir a una discoteca ambiente. Llegamos al lugar, ahí nos esperaban un grupo de amigas, entre ellas Camila, una mujer hermosa y sexy, creo que está enamorada de mí, o por lo menos le gusto. Su mirada y su atención conmigo me lo hacen saber. 

La música es estridente, los cuerpos de mil formas iluminados por las luces de neón, están sudorosos, extasiados, se contonean rítmicamente al compás del bum bum europeo, solo quiero bailar y dejarme llevar por la noche, mientras mi mente se imagina mis perversiones. 

Me sorprendo. Nunca había visto el lugar con tantas mujeres bellas; veo en cualquier rincón siluetas bien formadas, senos grandes y provocativos. Observo sus ojos felices, distraídos, absortos por las miradas y sonrisas que se cruzan en medio del goce proporcionado por el ambiente. 

En el grupo que me encuentro, todos de condición homosexual, veo a Camila, sonriente y hermosa, ella es diferente conmigo, está pendiente, pregunta cada momento si se encuentro bien. Me invita a bailar, me toma por la cintura y acerca su cuerpo al mío; estoy tan ansiosa que no me importa. Nuestros cuerpos están cercanos, me mira y, respirando despacio sobre mí, gustosamente demuestra que está excitada, llevamos horas bailando. La canción acaba y terminamos la pieza.

El lugar está a punto de ser cerrado, así que Camila ofrece su auto para llevarme al apartamento. En el auto, voy un poco nerviosa, no indiferente, solo impaciente. Nunca había tenido contacto sexual con mujeres, lo máximo que había logrado llegar era a un beso y quizás un poco de jugueteo con el  sostén. Cuando llegamos, le doy las gracias por haberme llevado y me despido en su mejilla con un beso; ella es atrevida y acerca sus labios a los míos.

Yo, como otras veces, no consiento. Sin embargo, después de un momento de pensarlo, nos besamos. Camila quiere ir más allá así que decide que vayamos a su casa, me lleva hasta al cuarto y me acuesta en la cama. Asustada reacciono diciendo que no; insiste y yo no cedo. Ella se marcha y yo me quedo sola. En mi lecho, pensando en lo ocurrido toda la noche me siento intranquila, ansiosa y deseosa.

En la mañana llama, hablamos y escucho atentamente lo que ella me dice. Me hace comentarios fogosos, expresa sus deseos, quiere que yo se lo haga. Quedamos en vernos por la tarde en el café.

Nos encontramos como habíamos quedado. Estoy nerviosa, es la primera vez que acepto una propuesta así. Llego al lugar indicado y noto que ella también está llena de angustia, insiste en que yo le gusto demasiado. Tomamos café y conversamos.

Era necesario, tarde o temprano iba a suceder, tocamos el tema. Yo hablo de mis miedos, explico que solo he besado mujeres, que no he pasado de ahí, ese es mi límite. Ella, luego de escucharme, suplicante, pide que vayamos al apartamento. Después de todo, a pesar de los nervios, acepto. 

Tendidas en la cama nos abrazamos; me pide que nos despojemos de nuestras ropas. Desnudas, con el cuerpo cerca, escuchamos el latir rápido de nuestros corazones; siento la velocidad de su aliento. Nos estremecemos. Nunca imaginé que el contacto físico con otra mujer fuera tan maravilloso. A pesar de lo que pudiera pensar, mi compañera, era tan suave, dulce y sensual.

Nos besamos. Ella me pide, mirándome tierna y excitada, que me acueste sobre su cuerpo. Yo comienzo a excitarme, siento como su entrepierna comienza a mojarse. Acaricio su pecho y lo beso; percibo el placer con el que mi amante goza. Disfruta mis labios y se pierde en las caricias que propicio a su cuerpo tan excitado.

Mi amada gime; sus palabras, inteligibles, me nombran. Sutilmente, con mi mano, abro sus piernas y toco sus profundidades mojadas, la siento vibrar. Empiezo a hacer movimientos circulares en su clítoris, suave y lentamente, ella se estremece. Decido bajar, paso mi lengua por su sexo y cuando el momento se pone más caliente, acelero la velocidad, Camila se va a venir.

En ese momento, deseo que ella me lo haga a mí, subo, la besos alocadamente y ella baja. Siento como mi cuerpo es invadido por el placer y solo quiero llegar de la manera más deliciosa que exista. Ella lo nota, acelera y su lengua sumergida en mi ser, da apertura a aquellos chorros de lujuria que empiezan a desbordarse.

Mi amante seductora, siente que también llegará, nos besamos y al mismo tiempo nos hacemos el amor, nos volvemos locas, los movimientos de caderas aumentan mientras nuestras manos se encuentran dentro de nuestro ser. Ella ya no da más, me mira y grita ¡Ay Dios¡ ¡Ay Dios! y se viene.

Nuestros cuerpos sudorosos, tendidos uno al lado del otro, quedan entrelazados. Nos dormimos. Nuestras respiraciones son tranquilas y pacientes. Camila siempre anhelará este día y yo no lo olvidaré jamás. Ahora somos dos cuerpos de carne que se encontraron por azar y seremos dos almas que siempre que se vean se amarán.

EmilyZ

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